Fue hace apenas un año cuando los Boston Celtics, luego de una decepcionante derrota en la primera ronda de los playoffs ante los Brooklyn Nets, anunciaron una reorganización de su oficina principal.
Que Danny Ainge, el presidente de operaciones de baloncesto del equipo, dejara el cargo, no fue sorpresa. Ainge, había ocupado ese puesto desde 2003.
Lo impactante fue que Brad Stevens dejaría su trabajo como entrenador en jefe de los Celtics, que ocupaba desde 2013, y se mudaría a la oficina principal para administrar las operaciones del equipo.
Surgieron dudas sobre si Stevens estaba en condiciones de tener éxito en esa nueva posición. Era un entrenador natural, lo que significa que pensaba como un entrenador, una mentalidad que no siempre se presta al éxito en un trabajo que requiere un pensamiento a más largo plazo.
Pero tampoco estaba claro por qué, exactamente, Stevens se mudaría a la oficina principal. ¿Era realmente adecuado ?
Un año después, está claro que la respuesta fue, y es, un rotundo sí. No es solo que Stevens es el hombre a cargo de un equipo de los Celtics que, luego de una victoria de 100-96 sobre el Miami Heat en el Juego 7 de la noche del domingo, ahora se dirige a las Finales de la NBA por primera vez desde 2010. Es que ellos no estarían ahí si no fuera porque Stevens acertó en todas las decisiones importantes que tomó en su primer año de trabajo.
Sí, heredó una plantilla que había avanzado a las Finales de la Conferencia Este en tres de las cinco temporadas anteriores, gracias a una serie de movimientos brillantes de Ainge. Cambiando la primera selección para seleccionar a Jayson Tatum en lugar de Markelle Fultz. Reclutar a Jaylen Brown. Enganchar a Robert Williams y luego a Grant Williams. Contratar a Stevens para entrenarlos.
Pero como entrenador de toda la vida de los Celtics, está claro que Stevens estaba calificado de manera única para determinar qué, exactamente, necesitaba el equipo para superarse. A esto se refirió en la rueda de prensa del año pasado anunciando la reorganización.
“Creo que tengo una buena idea de nuestro equipo, ahora que Danny se aleja. “Siento que tengo una buena idea de lo que hacemos bien, lo que no hacemos tan bien, y he estado haciendo esto durante ocho años. He estado en ese vestidor con algunos de esos muchachos por mucho tiempo.”
Está claro que estar allí le dio una idea de qué tipo de ajustes podría hacer. No se hizo un borrón y cuenta nueva. No se realizaron intercambios importantes. Este equipo de los Celtics no es muy diferente de los que hemos visto quedarse cortos en años anteriores. Está construido alrededor de la grandeza bidireccional de Tatum y Brown, con Marcus Smart y Al Horford franqueándoles.
El dúo formado por Jayson Tatum y Jaylen Brown, han funcionando como el arma de poder, acaparando toda la atención, por tanto se ha recurrido a potencializar a los ‘Jays’. Tatum viene de su mejor temporada como profesional. Brown, que se perdió la última experiencia en Playoffs por lesión, se recuperó. Separarse de Walker liberó la ofensiva tanto para Brown como para Tatum y permitió que Smart brillara aún más.
Al Horford la piedra angular
El dominicano ha sido el factor X para los verdes durante toda la campaña, sirviendo como un ancla defensiva y un veterano que brinda un liderazgo incalculable.
La temporada pasada quedó claro que Kemba Walker ya no encajaba bien en este equipo y el 18 de junio de 2021, Boston envió al base y una selección de Primera Ronda de 2021 a Oklahoma City a cambio de Al Horford, quien disfrutó de tres temporadas con la franquicia entre 2016 y 2019.
El movimiento que supuso adquirir de nuevo a Horford ha sido el mayor traspaso de la era Stevens.
Durante el cierre del mercado Stevens logró traspasar a Richardson y Romeo Langford a cambio de un tirador de calidad como Derrick White.
Pese a que puedan parecer movimientos de perfil bajo sirven para explicar el éxito de los Celtics y cómo con un equipo muy parecido se elevaron hasta lograr ir a luchar por el anillo contra lis Warriors.
De algún modo este equipo de Celtics es otro. Al verles contener al Heat en el Juego 7, se podía ver la huella de Stevens por toda la cancha.
Vimos a Horford, solo dos años después de verse rezagado y después de pasar básicamente sentado toda la temporada anterior, jugando 44 minutos de defensa.
Vimos a Smart, a quien Stevens firmó con una extensión en la temporada baja y luego pasó a ser armador, una estrategia que desbloqueó al equipo en ambos extremos de la cancha, acumulando 24 puntos y como parte importante de una asfixiante defensa de los Celtics.
Y Derrick White, a quien Stevens intercambió en febrero, un movimiento que forma parte de una revisión de la mini plantilla destinada a agregar defensa y tamaño y eliminar a los que bloquean el balón como Dennis Schroder, contribuyendo con ocho puntos y una fuerte defensa desde el banquillo.
Y resultó en Boston con una defensa clasificada número 1 de la liga, la construida por el entrenador de primer año Ime Udoka, a quien Stevens contrató como su reemplazo, manteniendo al Heat en un feo 42 por ciento desde el campo y 6 de 30 desde lo profundo.
De hecho, sacar a Udoka de la banca de los Nets podría haber sido el mejor movimiento de Stevens. Udoka es de esos entrenadores que saben cómo manejar las personalidades de sus jugadores.
Stevens seleccionó él mismo a quien debía ocupar su viejo cargo. El joven ejecutivo inició un largo y exhaustivo proceso de búsqueda de un nuevo entrenador, eligiendo finalmente al prometedor Ime Udoka como el decimoctavo entrenador en jefe de la franquicia.
Udoka, quien tenía una relación preexistente con las estrellas de los Celtics Jaylen Brown, Marcus Smart y Jayson Tatum al trabajar con la selección de Estados Unidos, fue el designado para llevar la nave verde. Después de un comienzo difícil, el enfoque táctico de Udoka permitió a Boston cambiar el guión de su temporada para convertirse en uno de los equipos más peligrosos de la liga.
El entrenador merece buena parte del crédito de lo logrado, pero la elección de Udoka por parte de Stevens muestra que hubo una sinergia instantánea desde el inicio entre los dos. Brad vio claramente que Ime tenía la capacidad de llevar la franquicia a nuevas alturas.
Sin embargo, donde Stevens realmente merece crédito es en mantener la calma. Recuerden que esta temporada, los Celtics, tuvieron un comienzo accidentado. Los jugadores discutían a través de la prensa. Udoka estaba criticando el juego y la toma de decisiones de su grupo. Se habló de si era hora de romper el núcleo de Tatum-Brown. El 21 de enero, luego de una derrota por cuatro puntos ante Portland, los Celtics cayeron a 23-24.
Poco después, gracias a algunos ajustes en la defensa, los Celtics se transformaron en el mejor equipo de la NBA. Terminaron la temporada con el segundo mejor récord en el Este, pero, lo que es más revelador, la segunda mejor calificación neta en toda la NBA.
Han sido un gigante todo el año, y ahora, después de deshacerse de Kevin Durant, Giannis Antetokounmpo y Jimmy Butler, están a solo cuatro victorias de un título.
La toma de decisiones de Brad Stevens desde la oficina principal no es toda la razón. Pero sin duda es uno de los principales motivos. Cosa que hace solo un año no era algo que muchos pensaron terminaríamos diciendo.