2,13 metros de altura, 2,31 de envergadura, pero apenas 88 kilos de peso. Un talento único para un pívot con un manejo de balón propio de un base. Un techo sin límites como potencial, siempre y cuando se lo permita su físico. Todo esto estuvo, seguramente, en el análisis de los principales scouts a la hora de decidir que hacer con Chet Holmgren, una de las joyas del pasado Draft.
Campeón del Mundial U-19 2021 con Estados Unidos en Letonia, torneo del que además fue el MVP, ya tenía todos los ojos de las franquicias de la NBA posados sobre él. Nadie podía creer que ese gigante con brazos y piernas de alfiler hiciera tantas cosas con el balón y tuviera un control enorme de los movimientos en la pintura y el perímetro.
Pero una cosa es el baloncesto universitario y juvenil y otra muy distinta es la NBA. Sin duda su peso y físico iban a ser un factor a desarrollar enormemente para quien decidiera arriesgarse a tenerlo. Por un lado, Holmgren era un jugador que nadie quería dejar pasar. Pero al mismo tiempo, habrá que dedicarle tiempo.
Chet es un jugador único, de esos que pocas veces se ven. Un talento enorme con una capacidad intelectual sorpresiva, pero que al mismo tiempo puede colapsar ante el ritmo NBA. Oklahoma tiene, así, un desafío muy grande. Desarrollar a Holmgren de forma que sus habilidades no mermen ante el aumento de su capacidad atlética.
Bota, pasa, tira, crea, dribla, anota y defiende de maravilla, con una gran capacidad intimidatoria en la que influyen sus inacabables brazos pero también su sentido del ritmo de jeugo. Holmgren es uno de los proyectos de estrella con el techo más alto pero también el riesgo más pronunciado de los últimos años.
Por eso no ha sido número 1. Orlando Magic priorizó la inmediatez que Paolo Banchero puede darle a un equipo joven y con mucha proyección. Pero por la misma razón, Holmgren no ha caído más abajo del 2. Oklahoma sabe que se lleva al jugador con mayor potencial de la clase y lo prefirió a él antes que al pobre Jabari Smith que pasó de ser número uno a número tres.
Es cuestión de tiempo para ver de qué es capaz Holmgren en la NBA. Su caso recuerda al de Giannis Antetokoumpo, que cuando llegó a la Liga era un jugador delgado que no impactaba demasiado. Fue cuestión de tiempo y paciencia de Milwaukee para desarrollarlo y convertirlo en lo que es hoy.