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LeBron James ha terminado su participación en la pretemporada 2024. El próximo martes, en el partido inaugural de la temporada regular contra los Minnesota Timberwolves, será cuando vuelva a vestir la camiseta de los Lakers. A sus 39 años y comenzando su 22ª temporada en la NBA, su preparación física y mental está siendo gestionada de manera cautelosa, lo que ha generado opiniones divididas entre fanáticos y expertos.

James no jugó en el partido de pretemporada contra los Phoenix Suns el pasado jueves. JJ Redick, entrenador de los Lakers, anunció su ausencia con una frase que ha dado que hablar: “DNP — Old”, una referencia directa al icónico Gregg Popovich, quien en 2012 se refirió al descanso de Tim Duncan a sus 36 años con ese mismo argumento. Popovich, conocido por su pragmatismo en la gestión de los minutos de sus jugadores veteranos, parecía bromear en su momento, pero la frase ha cobrado mayor seriedad con el paso del tiempo. Ahora, Redick sigue la misma filosofía: priorizar el bienestar de su estrella para mantenerla en óptimas condiciones durante los momentos cruciales de la temporada.

El peso de la longevidad en la NBA

James ha disputado tres partidos de pretemporada con unos números sólidos para su edad: promedió 12 puntos, 4.3 rebotes y 3.7 asistencias en 18.3 minutos por juego. Además, su porcentaje de tiros de campo fue del 46.9%, destacando especialmente en los triples, con un notable 57.1%. Estos datos muestran que, incluso al borde de los 40 años, James sigue siendo un jugador extremadamente eficiente y capaz de aportar de manera significativa a su equipo.

Sin embargo, la gran pregunta que surge es: ¿cómo debe gestionarse a un jugador con tantas temporadas en sus espaldas? James, junto con Vince Carter, comparte el récord de mayor número de temporadas jugadas en la NBA. No obstante, cada jugador es un caso particular, y si bien Carter finalizó su carrera asumiendo un rol secundario, James sigue siendo el pilar fundamental de los Lakers. La carga física acumulada por James a lo largo de su carrera es inmensa, habiendo jugado más de 65,000 minutos entre temporada regular y playoffs. Esto sin mencionar las lesiones que, aunque pocas, han afectado su durabilidad en los últimos años.

¿Está en lo correcto JJ Redick?

Desde una perspectiva analítica, la decisión de Redick parece sensata. La pretemporada es un espacio para afinar detalles y evaluar a los jugadores jóvenes o de rol, más que para exigir a las estrellas veteranas. James no necesita demostrar nada en estos encuentros; su experiencia y capacidad están más que probadas. Además, someterlo a un calendario de partidos consecutivos sin descanso podría aumentar el riesgo de lesión, algo que los Lakers no pueden permitirse si desean aspirar al campeonato.

Sin embargo, algunos críticos sostienen que la falta de ritmo de juego podría ser perjudicial para un jugador de su edad. Después de todo, la inactividad prolongada puede generar desajustes en la química del equipo y en el propio rendimiento individual. Pero, con 39 años, el desgaste físico es inevitable, y cualquier precaución puede ser justificada.

El dilema de las estrellas longevas

La situación de LeBron James no es única en la NBA actual. Con un mayor enfoque en la ciencia del deporte y la recuperación física, cada vez más equipos optan por gestionar el tiempo de juego de sus estrellas. Kevin Durant, Stephen Curry y Chris Paul son otros ejemplos de jugadores veteranos a quienes se les otorgan descansos estratégicos para maximizar su rendimiento en los playoffs.

La clave para los Lakers será encontrar el equilibrio adecuado entre mantener a James fresco y listo para los momentos clave, sin sacrificar demasiados partidos durante la temporada regular. Este enfoque puede generar frustración entre los aficionados que pagan por ver a sus ídolos en la cancha, pero el éxito en la NBA moderna a menudo depende de tener a los jugadores clave disponibles cuando más importa: en la postemporada.

¿El descanso es el camino correcto?

La frase de JJ Redick, “DNP — Old”, puede sonar como una broma, pero encierra una verdad innegable sobre la carrera de LeBron James: el tiempo no se detiene. A medida que envejece, James y los Lakers deben gestionar con cuidado cada minuto que pase en la cancha. Al final del día, si descansar a su estrella en los partidos de pretemporada significa tenerlo al 100% cuando llegue el momento de la verdad, entonces el sacrificio habrá valido la pena.

¿Podrá James seguir desafiando las leyes del tiempo y mantenerse como uno de los mejores jugadores de la liga? Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: su legado ya está más que asegurado.

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