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Desde que se anunció la llegada de DeMar DeRozan a los Sacramento Kings, el equipo se convirtió en el centro de atención. Sin embargo, esa expectación se desvaneció rápidamente, dejando a los Kings nuevamente en la sombra mediática. La razón detrás de este descenso de interés es clara: a pesar del talento que han acumulado, Sacramento sigue sin demostrar que son más que un equipo al borde de los playoffs. Y, aunque el nombre de DeRozan es un refuerzo importante, hay dudas sobre si será suficiente para llevar a los Kings a una temporada exitosa.

El principal problema que enfrenta Sacramento en su búsqueda por el título de la NBA en 2025 no está en su capacidad ofensiva, sino en su falta de tamaño y presencia defensiva en la pintura. Este déficit, que ya era evidente en la temporada anterior, se ha exacerbado en la pretemporada y podría ser la piedra angular que detenga su progreso.

La falta de estatura, el talón de Aquiles de los Kings

Con la inclusión de DeRozan, los Kings han conformado un cuarteto ofensivo potente junto a De’Aaron Fox, Domantas Sabonis y Malik Monk. Sin embargo, en los cinco juegos de pretemporada, la falta de altura en su alineación ha sido alarmante. Keegan Murray, quien se desempeña como ala-pívot, mide 6’8″, mientras que tanto DeRozan como Keon Ellis, los dos aleros, apenas alcanzan los 6’6″. Esta falta de estatura es una desventaja significativa cuando se enfrentan a equipos con jugadores más altos y físicos en posiciones clave.

Las estadísticas de pretemporada no dejan lugar a dudas: los Kings se ubican en último lugar en bloqueos, con un promedio de 2.8 por partido, y en el puesto 29 en rebotes defensivos con solo 30 capturas por encuentro. Estos números sugieren que el problema de la falta de tamaño no solo es evidente, sino que probablemente se trasladará a la temporada regular.

Es cierto que algunos pueden argumentar que la pretemporada no siempre es un indicativo exacto de lo que vendrá, pero los problemas defensivos de Sacramento no son nuevos. En la campaña 2023-24, los Kings fueron el equipo número 28 en bloqueos (4.2 por partido) y apenas se mantuvieron a flote en puntos permitidos en la pintura (48.9 por encuentro). Estos números muestran que, a pesar de contar con un jugador dominante en los tableros como Sabonis, su defensa en la pintura sigue siendo vulnerable.

Sabonis: ¿solución o sobreexplotación?

Domantas Sabonis es indudablemente el corazón del juego interior de los Kings, promediando 13.7 rebotes por partido la temporada pasada. Sin embargo, este alto rendimiento también evidencia una dependencia excesiva en su figura. Si Sabonis se lesiona o simplemente no puede rendir al máximo en algunos juegos, el equipo enfrenta un enorme desafío. Detrás de él, Keegan Murray fue el segundo mejor reboteador del equipo con solo 5.5 capturas por partido, seguido por De’Aaron Fox, un base de 6’3″, con 4.6 rebotes por juego.

Esta dependencia en Sabonis es peligrosa, ya que no es un protector del aro natural. Y cuando él no está en la cancha, Sacramento carece de una presencia dominante en la pintura. Trey Lyles, el principal relevo de Sabonis, mide 6’9″ y puede estirar la cancha con su tiro, pero su capacidad para defender en el poste bajo es limitada. Alex Len es un centro tradicional con mayor presencia física, pero sus limitaciones ofensivas dificultan darle más minutos en un equipo que depende tanto de su versatilidad ofensiva.

¿Qué puede hacer Sacramento para corregir el rumbo?

La solución más obvia sería buscar un traspaso que refuerce la defensa interior del equipo sin sacrificar su arsenal ofensivo. Jugadores como Jonathan Isaac, Matisse Thybulle o Dorian Finney-Smith podrían ofrecer esa tan necesaria presencia defensiva con altura y envergadura, ayudando a Sabonis en las tareas de protección del aro y reboteo. En un escenario ideal, Sacramento debería apuntar a un protector de la pintura establecido, aunque esto requeriría un sacrificio significativo en términos de activos o jugadores.

El tamaño en la NBA es crucial, y aunque los Kings han construido un equipo con talento ofensivo, sus carencias defensivas son un obstáculo que puede condenar sus aspiraciones al título. En una liga donde los pequeños detalles pueden marcar la diferencia entre ser un contendiente o un equipo del montón, Sacramento debe resolver su falta de tamaño para competir al más alto nivel. Si logran solucionar este problema a tiempo, podrían finalmente dar ese paso adelante y demostrar que pueden ser más que un equipo de playoffs. Pero si no lo hacen, es probable que otra temporada termine con la frustración de quedarse cortos una vez más.

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