Al igual que en muchos países, en Estados Unidos es habitual que el deporte profesional sea la única salida de muchos jóvenes que, desde que nacen, están rodeados de delincuencia, inseguridad y malos hábitos. Son infinitos los casos de familias que depositan sus esperanzas en el talento de algunos de sus niños, ya sea en baloncesto, fútbol americano o béisbol.

“Pero como mi historia no hay ninguna. De hecho todavía estoy intentando descubrir cómo contarla. No estoy preparado“. Son palabras de Dejounte Murray, flamante All-Star con los San Antonio Spurs, que está disputando su quinta temporada, luego de ser seleccionado en el puesto 29 del Draft de 2016.

Justamente ese Draft fue una representación de lo que vivió Murray de chico. A pesar de tener un potencial enorme y probabilidades de ser elegido en los primeros lugares, recién cuando apareció Gregg Popovich y su capacidad de ver más allá de lo visible, pudo ser fichado por una franquicia. Otro acierto más de Pop en el Draft.

A Dejounte le tocó vivir una pesadilla en su infancia y juventud en las calles de South End, el distrito más violento y problemático del área urbana de Seattle, en el estado de Washington. Un barrio en el que el 75% de los niños viven por debajo del umbral de la pobreza y un 95% de ellos son negros. Un lugar donde todos, hasta los más pequeños, hacen cualquier cosa con tal de sobrevivir.

“Siempre he estado callado con respecto a mi pasado. Estoy traumatizado con todo lo que pasó. Sólo pienso en ese niño en las calles, rodeado de bandas y de droga y haciendo cualquier cosa por sacar algo de dinero. Era lo que tenía que ser. Era de esa manera o no era, directamente”.

Su padre apenas aparecía por casa y su madre entraba y salía constantemente de la cárcel. Incluso su bisabuela estuvo relacionada con las bandas y el tráfico de drogas. Un ambiente del que era muy difícil escapar y que llevó al joven Murray a visitar el calabozo por primera vez a los 11 años. “El ciclo normal era traficar, ser arrestado, salir y, probablemente, morir”, analizó con crudeza.

El trauma de su pasado estuvo presente incluso en el día que confirmó que su realidad cambiada, el día de ese Draft de 2016. Muchas franquicias revolvieron esos antecedentes problemáticos y mostraron dudas acerca de la profesionalidad del jugador, más allá de su talento. Un año antes había puesto en sus redes que iba a jugar un All-Star en la NBA. Y ese sueño parecía desvanecerse.

Murray venía de promediar 16 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias en su única temporada en la Universidad de Washington y de ser elegido en el segundo mejor quinteto de su Conferencia. Pero sus conflictos sociales pesaron más para algunos directivos. Y ahí apareció San Antonio.

Hoy, no solo es All-Star, sino que es el jugador que más triples-dobles ha firmado en una sola temporada con la camiseta de los Spurs, superando a mitos como David Robinson. Y en la presente campaña, se encuentra en segundo lugar, solo detrás de Nikola Jokic. Una muestra más de que el baloncesto está más allá de cualquier circunstancia familiar