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El mundial de Baloncesto FIBA 2023 nos tiene encantados a todos los fanáticos del deporte, ver la bandera Dominicana flameado en lo alto y a los nuestros disputando cada balón con alma y vida nos llena de orgullo y emoción.
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Este equipo, en su totalidad, nos ha robado el corazón por lo que sería injusto destacar a uno por sobre el resto, pero permítame una excepción con Andrés Rafael Féliz, el orgullo de Guachapita.
Comenzaría a dar mi justificación desde el aspecto numérico, puesto que este joven base está dando que hablar con su desempeño, fundamental en los tres partidos disputados hasta el momento, con una promedio electrizante de 17.7 puntos, 5.7 rebotes y 5.5 asistencias. Teniendo actuaciones sobresalientes en momentos claves donde su equipo mas lo necesitaban, ahí, dónde aparecen los verdaderos líderes.
Si hay una palabra para definir a Andrés, esa palabra es sacrificio, no solo por su mejora constante su esfuerzo y su dura manera de entrenar; hay algo mas, hay mucho mas…
Todo lo expuesto anteriormente es a modo de introducción, lo meramente deportivo es importante, claro, pero el motivo por el que destaco a Andrés Feliz es por su cualidad humana , porque difícil es salir de abajo y llegar a la cima, pero más difícil es mantenerse en la cima sin olvidar a los de abajo.
A base de sacrificio logró salir del barrio más peligroso de República Dominicana, y eso que tuvo una infancia dura como la mayoría de los niños del vecindario. No le fue fácil, nunca es fácil cunado te falta hasta el calzado, pero siempre tuvo claro que estando en un campo de juego, estaría lejos de los vicios y la mala vida. Esta es la función social del deporte, la mas maravillosa, la que deja en segundo plano a los números, los torneos, la fama y los millones. Solo quien lo vive puede explicarlo, por ello citaré al protagonista:
“Pensar en compañeros con los que jugaba y que hoy en día están presos o muertos… Eso me marcó. De una forma u otra, cuando regreso a casa y veo a esas personas que crecieron conmigo, creo que se sienten orgullosos”.
Andrés juega por ellos, por los que están y por los que cayeron, por los niños que ven en él un referente, una inspiración y una esperanza. Juega por sus padres, sus hermanos, por su barrio y por todos los Dominicanos que nos levantamos a la madrugada para verlo.
En mas de una ocasión Andrés se mostró agradecido por el apoyo de su familia, siempre recordó a sus amigos y las cosas hermosas que tiene Guachapita. El niño prodigio que lucha y transpira, que inspira y cautiva, aquel muchacho que salió del barro y se convirtió en oro, esa magia que puede lograr el baloncesto.