Equipo histórico por excelencia en la NBA; estaban viviendo una de sus mejores épocas, con Kobe Bryant y Shaquille O’Neal dominando la liga y en búsqueda de su tercer título consecutivo, a pesar de haberse tropezado con un equipo que galopara de principio a fin la conferencia del Oeste en la ronda regular.

Hablamos de la temporada 2001-2002, en la cual el conjunto de Los Ángeles Lakers protagonizaron una de las series de postemporadas más polémicas de la historia de la liga, ante un rival como los Sacramento Kings, que por primera vez en su corta carrera, era un equipo considerado favorito para ganar el campeonato, contando con figuras como Mike Bibby, Chris Webber y el serbio Vlade Divac.

Luego de una espectacular fase regular de los Kings, con un inédito registro de 61-21, el mejor que hayan podido cosechar, y en ese entonces también el mejor entre ambas conferencias, para luego superar al Utah Jazz y los Dallas Mavericks en las primeras dos series de ‘Playoffs‘, para luego dirimir el título del Oeste con los ‘laguneros‘. Se podía prever que iba a correr sangre acá.

Todo estaba encaminado a que los de Sacramento, desde que se mudaron a esta ciudad en 1985, jugarían sus primeras finales de conferencia; tenían todo a su favor, pero al parecer, desde las altas esferas, no estaban muy animados en que este equipo ‘chico’ alcanzara la gloria, y menos ante un rival como el que tenían en frente.

Mucho se presume que la NBA al inicio de esa década, necesitaba una dinastía similar a la de los Chicago Bulls de los años 90, o incluso superarla, y más aún teniendo al mismo entrenador como protagonista, en este caso Phil Jackson; hasta ese momento, ningún otro equipo había podido ganar 3 títulos consecutivos, y  menos en dos ocasiones.

El buen baloncesto de calle y con mucha dinámica era el que caracterizaba a estos Kings dirigidos por Rick Adelman, con una combinación de juventud y experiencia que muchos frutos les estaba brindando; la incorporación de Bibby en lugar de Jason Williams había generado muchas dudas, pero el base se encargó de cubrir de muy buena forma el puesto del ‘chocolate blanco‘.

Ya sumergidos en la serie ante los Lakers, quienes comenzarían arriba en el primer juego, pero que luego los Reyes se impusieran en los juegos 2 y 3. Y todo parecía que iban a repetir en el cuarto juego en el ‘Staples Center‘, pero aquel famoso triple en los últimos segundos de Robert Horry igualaba la serie y garantizaba al menos un sexto juego.

Tras ganar el quinto encuentro en casa y poner la serie a su favor 3-2, regresábamos a Los Ángeles y estaríamos en presencia del juego que quedaría grabado en los anaqueles de esta liga, pero principalmente por toda la polémica que terminaría causando, en donde ocurrieron toda una serie de eventos desafortunados que aún a la fecha de hoy, siguen haciendo ruido.

Un encuentro muy intenso desde el salto entre dos inicial, que al culminar el tercer periodo, estaban igualados 75-75, para entrar a la recta final del cotejo, y acá es donde viene toda la controversia: la absurda cantidad de tiros libres que cobrarían los dirigidos por Phil Jackson en este período, es decir, un total de 27, léase bien 27, por apenas 9 de sus rivales.

En los cinco primeros encuentros de esa serie, los Lakers habían promediado 25 tiros libres por cada juego; y solamente en aquel cuarto periodo tuvieron 27 intentos, de los cuales lograron anotar 21, mientras que Kings solo anotarían 7 de sus 9. Acto seguido, Los Ángeles, con 42 puntos de O’Neal incluidos, terminara ganando el duelo por 106-102 y forzar el séptimo juego en Sacramento.

Los Lakers terminarían imponiéndose en ese decisivo encuentro, avanzando a las finales de la liga, para luego pasarle la escoba a los New Jersey Nets y obtener así su tercer título seguido; se esperaba una investigación profunda de los directivos de la NBA sobre lo ocurrido en ese fatídico partido, pero no fue así, y uno de los que salió al paso fue el ex árbitro Tim Donaghy, quién sabe muy bien sobre este tipo de casos.

¿Y por qué aseveramos esto? Sencillamente porque este personaje estuvo envuelto en un escándalo de apuestas y amaño de partidos por allá en el 2007, declarándose culpable de dos cargos de conspiración y debió pagar una condena de 15 meses de cárcel. Al salir, escribió un libro al que titulara ‘Personal Foul’, donde denunciaba el masivo arreglo de partidos por parte de algunos árbitros, y lo peor, con la venia de las autoridades de la NBA.

En ese entonces, Donaghy señalaba directamente al entonces comisionado David Stern, de quién afirmaba que tenía preferencia hacia los equipos de grandes mercados, como los Lakers, y debido a esto, brindaba instrucciones a los oficiales para que inclinara los juegos a su favor; y mostraba como ejemplo, aquella serie ante los Sacramento Kings, catalogándola como la más amañada en todos los años que tiene esta liga.

El mismo Chris Webber, figura de los Kings, en más de una ocasión ha declarado en distintos medios, coincidiendo siempre en el punto de que para ese entonces, la NBA en todo momento quiso favorecer a los Lakers, y que no quería ver surgir a equipos más pequeños, algo que también siempre negaba David Stern.

Y es que lo que se observó aquella noche en Los Ángeles, dio mucho que pensar en lo que declaraba Donaghy; quedó muy en evidencia que, en efecto, los Kings fueron engañados y robados impunemente. Y las preguntas siguen surgiendo hasta hoy: ¿Qué habría pasado si los Kings hubieran ganado esa serie? ¿Hubieran sido campeones? Muy probablemente tuvieran ese su único anillo en su corto historial.

Lo cierto es que desde allí no volvieron a ser los mismos competidores, con todo y que volvieran a ingresar a los ‘Playoffs‘ en las cuatro ediciones siguientes, sin mucha trascendencia; desde el 2006 han quedado relegados en la fase regular y con pocas esperanzas de regresar a lo que fueron en esa época, al menos en lo inmediato. Esperemos que esto no sea así, y que el deporte hable por sí solo.