El debut de James Harden como Sixers se sintió como un sueño.

Según Second Spectrum, los Sixers promediaron 1.58 puntos con los toques de Harden, la segunda mejor marca de cualquier equipo de Harden en un juego en el que tuvo al menos 20 toques en las últimas ocho temporadas.

Matisse Thybulle siguió siendo el alero titular de los Sixers y comenzó la noche sobre Anthony Edwards. Cometió un costoso error al comienzo del juego, al caer en una falsa bomba de D’Angelo Russell y luego cometer una falta cuando anotó un triple.

Los Sixers comenzaron con Harris en Karl-Anthony Towns, lo que permitió a Embiid pasar el rato en la pintura más de lo habitual mientras vigilaba al no tirador Jarred Vanderbilt. Esquema inteligente y un ejemplo de cómo la versatilidad defensiva de Harris puede ser valiosa.

Danny Green, Furkan Korkmaz y Georges Niang fueron los primeros tres jugadores de los Sixers saliendo de la banca. Movieron muy bien el balón, y los triples consecutivos de Niang y Green pusieron a los Sixers arriba 30-19.

La noche estuvo llena de nuevas alineaciones, pero una conclusión clara es que el entrenador en jefe de los Sixers, Doc Rivers, quería ver a los dúos Embiid-Maxey y Harden-Harris.  Ambos emparejamientos eran prometedores. Maxey jugó con una mentalidad de ataque y anotó una docena de puntos antes de cometer su tercera falta al final del segundo cuarto. Harris tomó tiros abiertos (aunque solo disparó 2 de 9 desde el piso), y también ayudó a Harden en una esquina tres después de una fuerte línea de base.

Los Sixers jugaron una rotación de 10 hombres, incluido Paul Millsap como centro suplente. El nuevo fichaje Willie Cauley-Stein no apareció hasta la hora de la basura. Una unidad de banca apareció a fines del tercer cuarto y Minnesota redujo un déficit de 27 puntos a 18. Tales alineaciones no deberían ser necesarias cuando los juegos están cerrados. En cuanto a Mathyse Thybulle,  registró 11 puntos, siete rebotes y tres robos. Se gano su puesto titular para el domingo cuando los Sixers visiten a los Knicks el domingo por la tarde.

Seguramente habrá altibajos, pero la idea de que Harden y Embiid mejoren los talentos del otro y conviertan a los Sixers en un equipo inmensamente frustrante para defender parecía bastante realista el viernes.