Todos esperaban una historia con final feliz y es que no podía ser de otro modo, este año debía ser diferente, pero no, los Warriors volvieron a perder ante los Hornets por cuarto año consecutivo.

Y sí, como lo lee, allí, ante la mirada atenta del propio Michael Jordan, frente a su gente, Stephen Curry no pudo cambiar la dinámica de su equipo y a pesar de anotar 31 puntos y capturar 11 rebotes, vio como unos sorprendentes Hornets, se imponían con pizarra de 120-113.

El mismo equipo que un día ante había perdido por diferencia de 20 puntos ante Orlando Magic, ese equipo sin sus principales figuras se crecía ante al actual campeón, con la dupla de P.J. Washington y Gordon Hayward asumiendo jalones ante las ausencias de Miles Bridges, LaMelo Ball y Tery Rozier.

Las figuras del juego

Con 31 puntos, P.J. Washington llevó la voz cantante en la ofensiva del elenco local, mientras que Hayward complementaba de un modo casi perfecto con sus 23 cartones para deleite de la afición que se dio cita en el Spectrum Center.

Ha sido imposible para Curry y compañía ganar allí, pues tal parece que los Hornets se preparan para aguarle la fiesta cada vez que Stephen juega en Charlotte, lugar donde vivió de niño, allá cuando su padre Dell Curry defendía la franela del elenco local.

 Sensaciones encontradas

Así, con sensaciones encontradas, por un lado, la felicidad de volver a casa, por el otro, la contrariedad por perder, por volver a perder, por cuarto año consecutivo, por tercera vez en el año y en este punto las dudas sobre el buen funcionamiento del equipo siguen aumentando, pues no es solo el hecho de perder, sino la forma.

Los Warriors llegaron estar con ventaja de 4 puntos a menos de 1 minuto del final, pero de pronto, como si de un conjuro se tratase, todo se desmoronó, la defensa volvió a fallar y se consumó lo peor.

Una misión imposible

“…Nunca perdemos estos partidos, podría contar con los dedos de una mano las veces que hemos perdido con 4 puntos de ventaja y 1 minuto por jugar…”- alegó Draymond Green a terminar el encuentro, quizás como la mejor manera de resumir la trascendencia del momento.

Y sí, van solo diez días de NBA y el campeón no acaba de encontrar el rumbo, nadie duda que lo hará y puede que hasta retenga la corona allá por mayo, pero hay una realidad que se impone en este  minuto y es que ganar en Charlotte parece una misión imposible para Stephen Curry y los Warriors.