Your browser doesn’t support HTML5 audio
Los Golden State Warriors llegaron al tramo final de la temporada regular con un impulso renovado tras la adquisición de Jimmy Butler en el cierre del mercado. Lo que parecía una travesía destinada al play-in se transformó en una posibilidad real de ingresar directamente a los playoffs, mostrando una versión competitiva y veterana que aún sueña con otro anillo.
Sin embargo, una dolorosa derrota ante los San Antonio Spurs con un triple agónico de Harrison Barnes puso un freno a esas aspiraciones más ambiciosas. Ese tropiezo, en lo que sobre el papel era un duelo accesible, les cerró la puerta al cuarto puesto del Oeste y a la posibilidad de asegurar ventaja de localía en la primera ronda.
Con solo un partido por disputarse, una cómoda victoria ante los Trail Blazers dejó a los Warriors con balance positivo, pero con un escenario limitado: únicamente pueden alcanzar el sexto o séptimo puesto en la Conferencia Oeste.
La gran final antes de los playoffs
Este domingo, Golden State se enfrentará a Los Angeles Clippers en un encuentro que se perfila como una verdadera final. Si los dirigidos por Steve Kerr logran imponerse, quedarán asegurados en el sexto lugar y enfrentarán a Los Angeles Lakers (ya consolidados en el tercer puesto) en la primera ronda. Sería un enfrentamiento de alto calibre, con aroma de clásico moderno y con múltiples narrativas atractivas: Curry vs. LeBron, Butler en su nueva piel contra un viejo rival, y la experiencia de dos dinastías en busca de otra oportunidad.
Pero si los Warriors pierden, el panorama se torna incierto. Podrían caer al séptimo puesto y verse obligados a disputar el play-in, dependiendo también de lo que ocurra con Minnesota y Denver. Una derrota de los Timberwolves ante Utah —poco probable, incluso sin Anthony Edwards— y una victoria de los Nuggets frente a los Rockets (ya sin aspiraciones como segundo sembrado fijo) mantendría a Golden State en el sexto lugar. Pero son demasiadas variables para un equipo que no puede permitirse margen de error.
Un juego de ajedrez en el Oeste
La Conferencia Oeste ha sido una jungla de posibilidades en este cierre de temporada, donde equipos como los Warriors, Clippers, Nuggets, Timberwolves y Lakers han estado moviéndose en un tablero que cambia cada noche. El juego del domingo entre Golden State y los Clippers no solo determinará la suerte de estos dos equipos, sino también podrá afectar de forma colateral al resto de los clasificados.
Steve Kerr ha sido directo tras la derrota ante los Spurs, señalando que su equipo “no puede permitirse perder el foco en momentos clave”. Jimmy Butler ha encajado bien en el sistema, aunque aún se trabaja en la cohesión junto a piezas jóvenes como Jonathan Kuminga, cuya integración con los veteranos ha sido cuestionada. Stephen Curry, líder absoluto y termómetro emocional del equipo, ha estado lidiando con molestias físicas que mantienen a la afición en vilo.
Un equipo con pasado glorioso y futuro incierto
Lo que está en juego para los Warriors no es solo un lugar en la tabla. Es una declaración de principios. El equipo que dominó la NBA por casi una década, que revolucionó el juego desde el triple y la movilidad ofensiva, está intentando estirar su legado con una última gran carrera.
Si logran evitar el play-in, tendrán tiempo para preparar a fondo una serie ante los Lakers. Pero si caen en ese torneo preliminar, cualquier error podría significar el final prematuro de una generación legendaria.
Golden State aún tiene el control de su destino. Pero para asegurarlo, deberá jugar el domingo con la intensidad de una final y con la frialdad de un campeón.