Una vez más la polémica rodea la carrera del talentoso Kyrie Irving. De poco le ha servido estar en el ojo del huracán en el pasado por sus declaraciones altisonantes y muy cuestionables. No importa el año que sea y dónde esté, él siempre será el mismo y no cambiará, aunque ahora fue demasiado lejos y el tiro le ha salido por la culata al tiempo que las consecuencias parece que serán máximas.
Resulta que la marca que siempre lo ha patrocinado y bajo la cual ha vendido una zapatilla que se transformó en un verdadero símbolo de todos los amantes del baloncesto, es decir, la internacional y reconocida Nike, anunció que el vínculo con el jugador de los Nets de Brooklyn llegó a su fin.
Y es que ciertamente un acto de xenofobia no es cualquier cosa y menos si se trata de antisemitismo. Esta vez Irving traspasó una línea inviolable, pusó terreno pantanoso y, sobre todo, les tocó la fibra a millones de personas en los Estados Unidos y el mundo. Por eso, con total razón, la NBA, los fans y ahora su propio patrocinio se abalanzaron contra él. Es la aplicación del dicho: “Aprendes a las buenas o a las malas”, y sin dudas está aprendiendo a las peores.
Ni una zapatilla más
El comunicado a través del cual la marca deportiva dio a conocer que cancelaba su contrato con el oriundo de Melbourne, Australia, manifiesta lo siguiente: “En Nike, creemos que no hay lugar para el discurso de odio y condenamos cualquier forma de antisemitismo. Con ese fin, hemos tomado la decisión de suspender nuestra relación con Kyrie Irving con efecto inmediato y ya no lanzaremos el Kyrie 8″.
Aunque el baloncestista pidió disculpas por su publicación y sus comentarios, todos los actos tienen consecuencias y por eso, es hora de que se haga cargo de lo que él mismo inició.