No es ningún secreto que las brechas salariales entre el deporte masculino y femenino siempre han existido a lo largo de la historia, quizá siendo más notorio en algunos países que sobre otros, independientemente de la disciplina.
Tampoco es una novedad el hecho de que en los Estados Unidos se ha podido observar un alto nivel en torneos femeninos, lo que les ha llevado a posicionarse en lo más alto de los rankings mundiales de deportes como el Fútbol y el Baloncesto, al menos en cuanto a selecciones se refiere.
Sin embargo, ha surgido una polémica en los recientes días, cuando se hiciera público el salario devengado por estos personajes anónimos pero que sirven de animadores en los encuentros de la NBA, al disfrazarse de algún animal para cumplir la labor de mascota del equipo de su respectiva ciudad.
Y acá salió a relucir la franquicia de los Denver Nuggets, a través de la figura de su mascota Rocky, el ‘león de la montaña’, que percibe un sueldo anual de $ 625.000, superando a Harry el ‘Halcón’ de Atlanta y sus $ 600.000 y a Benny el ‘Toro’ de Chicago, con $ 400.000.
Hasta acá todo parecía estar bien, pero entonces surgieron las reacciones del renglón femenino, cuando una publicación en la cuenta twitter ‘@Goals_sports_’, que se atrevió a comparar el ingreso de la mascota de Denver con el de la actual mejor jugadora de baloncesto en la WNBA, Diana Taurasi.
Y resulta que Taurasi ostenta el mayor salario en esta liga, con un monto de $ 228.094, notándose una abismal diferencia, considerando que se trata de dos funciones muy distintas, en donde por un lado se habla de jugar baloncesto profesional, con todo lo que ello implica, y con una exigencia mayor que el trabajar como animador.
La propia jugadora de las Minnesota Lynx, Angel McCoughtry ha compartido esa publicación de Twitter y dejando un mensaje como: “puedo aprender a ser una mascota“; estamos hablando de alguien que ha sido cinco veces ‘All Star’ en la WNBA.
Pero no deja de ser llamativo el detalle de Taurasi, que ni siquiera con sus tres anillos de campeón y haber ganado en cinco ocasiones el oro en los Juegos Olímpicos, figure con ese salario que al compararlo con el de ‘Rocky’, se puede catalogar como muy inferior.
Y se ve aún más bajo si lo llegamos a comparar con el del mejor jugador actual en la NBA, Stephen Curry y sus $ 48 millones; pero sabemos que por temas de patrocinio y posicionamiento de marca, la WNBA está aún a años luz de la NBA, aunque la brecha pudiese no ser tan grande.
Así, en estos tiempos de la procura de la igualdad de género, muy posiblemente este tema pique y se extienda y observemos más reacciones de personalidades ligadas al deporte femenil; por ejemplo, en EEUU lograron que el salario de las futbolistas se equiparara con el de los hombres, gracias a sus propios logros. No sabemos si algo así ocurriría en el baloncesto; solo el tiempo lo dirá.