Your browser doesn’t support HTML5 audio

Dicen que suelen haber atletas que por muchos buenos números que hayan alcanzado en su carrera, nunca terminan de obtener el reconocimiento que les corresponde; o lo que es lo mismo decir, son considerados infravalorados en comparación con la carrera de otros de su misma disciplina.

Acá en la República Dominicana existe un caso muy particular con un jugador que es de esos queridos por muchos pero a la vez odiado por otros; y se trata de Jack Michael Martínez, otrora capitán de la selección nacional de baloncesto, del cual se puede decir que al menos en esta disciplina, es una figura más que emblemática, más allá de que no haya incursionado en la élite.

O al menos es lo que ha dado a entender el actual gerente general de los Metros de Santiago, Luis Flores, quien en una entrevista ofrecida recientemente al medio local “Eseté Deportes”, ha propuesto que para conmemorar su buen paso por el combinado nacional, el “Palacio de los Deportes” de Santo Domingo debería tener una estatua de Martínez.

Quizás pueda sonar algo exagerado lo que expone el mencionado dirigente, o se haya dejado llevar por lo que en su momento él mismo llegó a presenciar durante la mejor etapa de Jack Michael como jugador y más en el plano internacional.

Tan es así que en dicha entrevista, hace la comparación de Martínez como la principal referencia de Dominicana hace unos 10 años atrás, junto con las de otros países; y acá menciona a JJ Barea, Carlos Arroyo y José “Piculín” Ortiz de Puerto Rico, así como a Nené Hilario en Brasil y Luis Scola en el caso de Argentina.

Además de recordar que en aquellos torneos de FIBA Américas, ya sean clasificatorios a la copa del mundo o para los Juegos Olímpicos, todos los rivales tenían como primer objetivo a neutralizar es al nacido en Santo Domingo hace poco más de 41 años, por su versatilidad en la cancha y la manera como lideraba a sus compañeros, pero sobre todo, intimidar a sus rivales.

Trayectoria reconocida

Por allá en el año 2000 con el conjunto de San Lázaro, Martínez hizo su estreno como jugador profesional, y sus buenos dotes y rendimiento le hicieron tomar un avión con rumbo a España para incursionar en el equipo de la Universidad Complutense de Madrid.

Lógicamente su talento demostrado durante su etapa universitaria le llevó a conseguir contratos en las ligas de Francia e Italia, en las cuales continuó elevando su nivel de juego y su roce era más que internacional; en América también daba sus pasos por Venezuela por hasta 5 equipos, también en México, Puerto Rico, Chile y Argentina.

De hecho, hace pocos meses fuera noticia al llegar como directivo a la divisa de los Marinos de Anzoátegui de la Superliga venezolana, con quienes hasta viera unos minutos como jugador y a pesar de su edad siguió demostrando que siempre fue un jugador temible en la zona de la pintura.

¿Merece una estatua?

Sin duda y desde esta tribuna consideramos que Jack Michael Martínez merece todos los reconocimientos que bien puedan emanar desde su propia tierra; algunos no estarán de acuerdo en que sea una estatua o algo similar, otros podrán proponer solo una entrega de una placa y homenaje en algún partido de la recién comenzada LNB; pero jugadores como él no han habido muchos y pues, es algo que no se puede obviar con facilidad.