Justamente ya hemos mencionado en días recientes los esfuerzos que se están haciendo dentro del seno de la ‘National Basketball Association‘ para atacar los cada vez mayores casos de depresión y stress que han surgido en los últimos tiempos y que ha involucrado a jugadores incluso considerados referentes.
Uno de los que ha causado mayor estupor entre la comunidad que sigue esta disciplina, es el del base John Wall, un jugador con ya 10 temporadas cumplidas en la liga, pero que desde el año pasado hacia acá ha sido noticia, pero no por su rendimiento en cancha, sino por sus estados de ánimo y de haber estado muy cerca hasta de quitarse la vida.
Esto último confesado por él mismo, toda vez que se viera afectado entre otras cosas por haber vivido la muerte de su madre víctima del cáncer, algo que lo sumergiera en una profunda crisis de ánimo, además de no haber podido jugar en la temporada 2021-2022 por su lesión del tendón de la corva.
Y precisamente, una anterior lesión a esta, a finales del 2018 en su tendón de Aquiles que lo sacara definitivamente de esa campaña, le pudo haber acarreado otra tragedia más a su vida, ya que debió someterse a una cirugía que le generara una infección que por poco desembocara en la amputación de su pierna, algo que hubiese terminado con su carrera como jugador activo.
Esto recién lo llegó a ventilar en el artículo publicado por el conocido portal ‘The Player’s Tribune‘, en el cual prácticamente sirviera de desahogo de todas las malas experiencias que le ha tocado sufrir en lo personal, y que así como ha sucedido con otros jugadores en la liga, debió acudir a sesiones de terapias de autoayuda para salir de su depresión.
En su amplia declaración, Wall hacía referencia a como debió refugiarse en su esposa e hijos para mantenerse en pie y así evitar una tragedia mayor; así como también de la forma como se ha podido adaptar a su nuevo equipo de los Clippers y su buena relación con uno de las figuras de este equipo, Paul George.
Recordar que Wall jugó por última vez en la campaña 2020-2021 en su única incursión con los Houston Rockets, luego de dedicarle 9 buenos años a los Washington Wizards, pero sus constantes problemas físicos propiciaron que los de Texas decidieran cortarle, sin poder otorgarle el derecho de ejercer su opción como jugador y cobrar una suma de $ 47 millones.
Es entonces cuando hace escasos dos meses firmara con Los Ángeles por dos temporadas, con un contrato por un monto relativamente muy bajo para lo que venía siendo su habitual promedio anterior, es decir, $ 13 millones; quedando acá en evidencia su disminución de valor en el mercado ante sus continuas y forzadas pausas.
Simplemente es un caso conmovedor y que puede motivar a la decisión que estaría a punto de tomar la NBA de incluir los temas de stress y depresión como lesiones físicas y que sean igualmente tratadas como tal en los respectivos contratos de los jugadores; ya son muchos ejemplos y esperamos que en algún momento esto sirva para frenar estas malas noticias.