Del todo a la nada y más allá, los Nets de Brooklyn parecían convertirse en el gran fenómeno que revolucionaría la NBA hace tres años atrás pero hoy, como un castillo de naipes, los sueños de anillos y de ser una dinastía dominante se van desmoronando.
El revulsivo de la actual situación va siendo Kyrie Irving, quien al parecer no renovara con el equipo, aunque tiene hasta el próximo 29 de junio para ejercer su opción de 36,9 millones de dólares que lo ataría para la próxima campaña, lo que todo indica, de acuerdo con fuentes especializadas como Shams Charania, que la historia acabará.
Efecto domino
En este punto, como un efecto domino, la situación de Kevin Durant comienza a complejizase y el propio Charania, periodista de The Athletic, aseguró que el jugador está sopesando el contexto y las dinámicas alrededor de la franquicia y ya estaría incluso pensando en considerar distintas opciones fuera de los Nets.
El sombrío panorama que se ciñe sobre la franquicia neoyorkina, también comenzó por Kyrie, cuando se negó a vacunarse y tuvo que salir de juego, rompiendo así los esquemas trazados por Steve Nash y sentando también las base para el consecuente traspaso de James Harden a los Sixers en medio de la temporada y de la pugna por los puestos de clasificación a Play Off.
La posterior salida por lesión de Durant a comienzos de año, también impactó negativamente en los resultados del conjunto y si bien regresó y los Nets en una frenética carera pudieron llegar a postemporada, igual el andamiaje estaba descompuesto y lo que vino después de alguna manera se podría esperar, pues todo era Kevin Durant y de juego colectivo, algunos atisbos y nada más.
La debacle
Si algo le puso la tapa al pomo a este asunto fue la barrida que le propinara los Celtics,4-0 a los Nets, exponiendo las debilidades de una escuadra carente de ideas y de espíritu ganador.
Y la derrota forma parte del deporte, reconstruye muchas veces, es necesario perder para volver a retomar el camino y relanzar proyectos, pero caer así, fue algo que no cabía en la cabeza de nadie, menos en la de Kevin Durant que está acostumbrado a ganar.
Todavía no hay nada concreto y los hilos de la trama comienzan a componerse al unísono con la información que va emergiendo pero a ciencia cierta, la idea no es descabellada y hasta se comienzan a esparcir rumores sobre posibles destinos pero esa ya es otra parte de esta novela sin final.