Puede ser que Kevin Durant sea de los jugadores más polémicos en la NBA. Su traspaso a Golden State para formar un super equipo junto a Curry, o el reciente cambio a Brooklyn junto a Harden e Irving. Pero todo cambia cuando se trata de la selección nacional, a la que Durant nunca le da la espalda.
Luego de ganarle a Francia la final olímpica y colgarse su tercera medalla dorada (igualó a Carmelo Anthony como máximo ganador baloncestista masculino), el jugador de los Nets retornó a su país y confirmó que, si bien durante la temporada de la NBA los jugadores chocan mucho, a la hora de representar al país es distinto.
“Peleamos entre nosotros todo el año en la liga, estamos a los tiros, pero nos convertimos en hermanos para toda la vida ante el resto del mundo. Es siempre un regalo increíble estar aquí, para mi familia, para todos. Es esta hermandad que hemos creado. Trabajar todos los días con estos chicos me da mucha alegría, realmente lo disfruto”
Al ser consultado por si volvería a representar a Estados Unidos en una nueva cita olímpica y convertirse en el máximo ganador olímpico del baloncesto masculino, Durant se mostró cauto: “No lo sé, veremos. Aún falta mucho y no sabemos que es lo que ocurrirá. Ahora hay que disfrutar el momento”.
A la hora de destacar el trabajo realizado que comenzó con muchos problemas (derrotas en amistosos y bajas en el plantel), destacó: “Eres parte de un plantel que ha evolucionado cada segundo, es algo increíble de ver, cada partido hemos seguido creciendo. Terminas el trabajo, consigues el oro, el trofeo, pero el viaje ha sido increíble para ser parte de algo tan especial. Estoy agradecido de que todos nos comprometiéramos y lo hayamos acabado así”.