Jayson Tatum pudiera ser Larry Bird o Bill Russell o Paul Pierce, hasta el mismo Kevin Garnett; pudiera ser y hasta cierto punto lo es, Tatum tiene de todos y en Tatum esta lo mejor de Bird, de Russell, de Pierce y Garnett, es un 4 en 1 y la sola idea de pensarlo así da la medida de algo magnánimo.

La mística está y es parte de esa tradición,incluso de la misma historia de Nueva Inglaterra allí en Massachusetts; hablar de los Celtics es hablar del Día del Patriota, del Maratón de Boston, de los padres peregrinos; es también hablar de Bill Russell y Larry Bird y entonces, otra vez, emerge la figura de Jayson Tatum.

Catorce años después de su último anillo, los Celtics vuelven a soñar como nunca con regresar a lo más alto y esta generación de Jayson Tatum, Jaylen Brown y Marcus Smart han madurado lo suficiente para creer otra vez en el campeonato.

Analogías

Otra vez, las analogías cobran sentido; en aquel año 2008, el grupo liderado por Kevin Garnett, Paul Pierce y Ray Allen, con Doc Rivers en el banquillo, aplacaron las ínfulas de los poderosos Lakers de Phil Jackson, que contaban con un Kobie Bryant en estado de gracia.

Los Celtics ganaron 4-2 el Play Off final y pusieron fin a una racha de veintidós años sin coronarse, para aquel entonces.

Hoy, con Tatum y compañía la ilusión se vuelve a revivir, más cuando al momento de escribir este texto, el equipo ha mayoreado en toda la los línea a los poderosos Nets de Brooklyn de Kevin Durant y Kirye Irving.

Con el Play Off 3-0, ya no hay nada que decir, pues no es solo la acción en la cancha, la férrea defensa, el posicionamiento exacto para mantener en jaque a Durant y minimizar a Irving, no, es además el carácter, la personalidad de todos y en particular de Tatum.

Anoche con 39 puntos, 5 rebotes, 6 asistencias y 6 robos, fue otra vez la reencarnación de Byrd y de Russell y fueron 39 cartones pero 18 en cuestión de minutos, así como dos golpes de boxeo, jab y recto, así, Tatum sepultó las esperanzas de Durant y los Nets.

Y fue ayer y con la victoria, 109-103 en el mismo Barclays Center, Boston amarró su primera serie de esta postemporada pero ya unos días antes el guión había dado su giro final.

De leyenda

En el segundo juego, con el reloj en contra, Tatum sentenció el encuentro con una canasta ganadora para pizarra de 115-114 y ahí realmente acabó todo, el golpe psicológico fue demasiado.

Tatum entonces encarnó a Paul Pierce, pues un jugador de los Celtics no lograba algo así desde 2010, cuando el mismo Pierce aniquiló a los Heat de Miami en los segundos finales.

Y podían ir a Nueva York, a Miami, Cleveland o Chicago, como quiera los Celtics estaban mentalmente encima y lo de este sábado se veía venir, lo de este sábado y lo del lunes en el cuarto juego.

La barrida es inminente y ni un Ben Simmons regresando en su mejor versión sería capaz de reescribir la historia.

El espíritu

Se ve un equipo hambriento, con ganas e ilusión, recuperando espacios perdidos y creyendo en su talento, tal como lo ha dicho el mismo Tatum en varias ocasiones, nadie juega más duro que ellos, nadie.

Así es señores, la noche en que Jayson Tatum sepultó a Durant, los Celtics sacaron su bandera y marcaron otra vez el camino…ya no es un sueño el título dieciocho, no, es la pura realidad.