Your browser doesn’t support HTML5 audio
La Federación Dominicana de Baloncesto (Fedombal) ha confirmado que la selección nacional de mayores disputará sus últimos partidos de la ventana clasificatoria para el AmeriCup en el Palacio del Voleibol Ricardo -Gioriber- Arias, ubicado en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte. Aunque el recinto es conocido por albergar importantes eventos de voleibol, esta será una oportunidad única para que el baloncesto dominicano lo convierta en su fortaleza temporal.
La decisión, respaldada por la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) tras una rigurosa inspección, refleja la versatilidad del espacio, que cuenta con una capacidad para 4,000 espectadores. Sin embargo, también pone en evidencia la necesidad de infraestructura deportiva específica para un país que, a pesar de sus logros internacionales, sigue enfrentando limitaciones en instalaciones especializadas.
Canadá y Nicaragua: retos opuestos, mismo objetivo
El viernes 21 de febrero, República Dominicana se medirá contra Canadá, el equipo líder e invicto del Grupo C con un récord de 4-0. Este partido representa un verdadero desafío, pues el conjunto canadiense no solo domina la tabla, sino que también cuenta con un plantel repleto de talento que ha sido protagonista en competencias internacionales.
Por otro lado, el lunes 24 de febrero, el rival será Nicaragua, un equipo que no ha conseguido victorias en el torneo (0-4). Aunque en el papel parece un enfrentamiento más accesible, subestimar a los nicaragüenses podría ser un error costoso. Cada punto cuenta en este tramo final, donde los dominicanos comparten la segunda posición del grupo con México, ambos con marca de 2-2.
El reto del grupo: más que baloncesto, un mensaje de unidad
Para los jugadores y el cuerpo técnico dominicano, estos encuentros representan más que la posibilidad de asegurar un lugar en el AmeriCup 2025, que se celebrará en Nicaragua a partir del 23 de agosto. Son una oportunidad para consolidar el baloncesto como uno de los deportes más vibrantes y prometedores en el país.
Figuras como Víctor Liz, capitán del equipo, han sido pilares en la búsqueda de este objetivo. Su liderazgo, combinado con el talento emergente y la experiencia de jugadores clave, será fundamental para enfrentar tanto a una potencia como Canadá como a un equipo que buscará dar la sorpresa en suelo ajeno.
El Palacio del Voleibol: historia y simbolismo
El Palacio del Voleibol ya tiene un historial destacado como sede de eventos internacionales avalados por FIBA Américas, como el Centrobasket U-17 de 2017, donde República Dominicana se coronó campeón. Ahora, vuelve a ser escenario de una cita clave, aunque en esta ocasión para un deporte diferente.
Este cambio de escenario subraya la flexibilidad de las instalaciones deportivas nacionales, pero también deja abierta la discusión sobre la necesidad de un espacio exclusivo para el baloncesto que cumpla con los estándares internacionales de forma permanente.
¿Qué está en juego?
El pase al AmeriCup no solo tiene implicaciones deportivas, sino también de proyección internacional. Clasificar refuerza la posición de República Dominicana en el baloncesto continental, consolidando el crecimiento del deporte en un país tradicionalmente dominado por el béisbol.
Además, estos partidos son una oportunidad para demostrar que, con una planificación adecuada y el apoyo del público, el baloncesto puede seguir ganando terreno como uno de los deportes favoritos de la nación.
El camino hacia el AmeriCup: unión y determinación
La Fedombal ya ha iniciado los preparativos para garantizar un evento impecable, formando comisiones de trabajo que aseguren un montaje a la altura de las expectativas. Sin embargo, el verdadero desafío estará en la cancha, donde el equipo dominicano deberá combinar talento, estrategia y corazón para lograr el objetivo.
Con el apoyo de su gente, el Palacio del Voleibol promete convertirse en un bastión de esperanza y motivación. Más allá del resultado, estos encuentros serán una celebración del deporte y un recordatorio del potencial de un país que sigue soñando en grande.
El futuro del baloncesto dominicano está en juego, y febrero será un mes decisivo para escribir una nueva página en su historia.