Debía ser una buena semana para el Miami Heat, allí, jugando en casa, con el apoyo de su afición, pero no, perdieron el lunes por un margen cerrado ante Portland, 110-107 y ayer in extremis, con un poco de suerte incluso o sabe dios como, ayer casi vuelven a perder contra los Charlotte Hornets.

Los de Florida ganaron, de modo agónico, pero lo hicieron en tiempo extra 117-112, otra vez recurriendo a su carta ganadora, Jimmy Butler, quien con 35 puntos tomó la bandera y revirtió ese escenario final en donde el Heat dejó escapar una ventaja de hasta 15 puntos, tal como lo reseñó El Nuevo Herald.

Un cúmulo de dudas

Y así, tras la victoria, crecen las dudas, pues con marca de 5-7, más allá del lugar en la tabla de posiciones se ve a un equipo carente de ideas, quedándose sin opciones en los momentos clutch, instantes en donde pueden estar varios minutos sin poder anotar una canasta debido a la secuencia de imprecisiones que llegan a generar.

Todo es Butler, siempre Butler y el coach Spoelstra confía en el tiempo, en que todavía hay tiempo, pero la imagen del grupo no es la mejor y los pesos pesados, los que deben complementar el trabajo de Jimmy Butler están quedando a deber, dígase Kyle Lowry o Bam Adebayo, más allá de las prolongadas ausencias de un revulsivo como Tyler Herro.

Las peores facetas de un gran equipo

En este punto una perspectiva se impone y es que en esos minutos finales de los últimos cuartos, quizás de un modo indirecto se puede palpar la indecisión, la falta de seguridad, el no arriesgar incluso por temor a perder, el conservadurismo extremo y luce tan distante esta escuadra de aquella que llegó a la final de la Conferencia Este hace apenas unos meses.

Entonces la conciencia me remite a José Saramago, el Nobel de Literatura cuando en su célebre novela, Las intermitencias de la muerte, nos invita a reflexionar sobre el temor a perder la vida, o lo que es igual, el miedo a morir, algo contradictorio cuando la existencia es única, solo se vive una vez  y entonces evocó la analogía para preguntarme, ¿cuál es el miedo que puede tener el Miami Heat?, ¿a lucir mal?, ¿a que salga una mala jugada y entonces venga la derrota?…

Sin dudas son interrogantes que se imponen y cierta incredulidad emerge, pues a este nivel del básquetbol, un equipo bien armado como este no debe caer en estas pausas, en las constantes recaídas, hoy bien, mañana mal, pasado regular y así, en ese ciclo pasar los días.

La temporada es larga, quedan más de 70 partidos aún pero los días pasan y el juego que pierdes hoy, al final te pasa factura… veremos a ver que ocurre.