En los últimos quince años, en toda Nueva Inglaterra, de lo que más se hablaba era de los Patriots y de Tom Brady, muy pocos recordaban aquel año 2008, cuando el mítico Big Three de los Celtics de Boston ganaron el título número 17 para la franquicia de la costa este.
Kevin Garnett, Paul Pierce y Ray Allen lograron rescatar del olvido, más de veinte años después aquella época gloriosa, la segunda en la historia de los celtas, allá por los años 80, con un Larry Bird en modo Dios.
El momento cumbre
Hoy, al momento de escribir este texto, los Celtics, en otra final desde 2010, cuando aquellos Lakers de Paul Gasol y Kobe Bryant se vengaron de lo ocurrido en 2008; hoy los Celtics con me Udoka al frente buscará rescatar, agarrarse del orgullo celta, de ese espíritu casi mágico y único en las duelas de la NBA, para forzar un séptimo juego y entonces ahí, en su zona de confort, en su momento preferido, buscar la épica remontada.
En el TD Garden la gente impondrá presión, pues ningún fanático quiere volver a perder la fe, está la pasión por los Medias Rojas y los Patriots, pero el baloncesto tiene un sello particular, ese que se remonta a los años 60 del pasado siglo, cuando Red Auerbach como director y el legendario Bill Russell como estandarte, ganaron 9 anillos en 11 años…ahí comenzó todo y fue algo similar al mito fundacional de Boston, a la fiesta del Té, al Día del Patriota, a Lexington y Concord.
La ilusión ha vuelto a renacer con Udoka, costó mucho volver a este punto luego un periodo opaco gris que terminaron Allen, Garnett y compañía y tal como refiere Michael Folley en su libro, The Big Three, la gente quería volver a ver los Celtics erigiéndose como campeones; hoy la sensación es igual.
Ahora o nunca
El momento es ahora, atrás quedaron los Nets, los Bucks, los juegos de mas de 30 puntos, es ahora para que Jayson Tatum exorcice sus demonios y retome el pulso de jugador élite, mas allá de Stephen Curry, de Klay Thompson, Draymond Green y compañía.
El Boston Globe le dedicó una crónica incluso a Tatum, llamándolo a sacar la casta y revertir la situación, esa que lo tiene como el hombre con más balones pedidos en la postemporada; ahí, en los balones perdidos ha estado la clave de las derrotas y Udoka lo sabe, todos lo saben y si esta el físico y ese ritmo atronador que imponen los verdes sobre el tabloncillo, también debe estar la concentración y la personalidad de los tipos duros, de Smart, de Brown, Tatum y Horford.
En este punto el título 18, viene siendo una quimera, muchos creen que todo acabará hoy, pero en una de las catedrales del baloncesto mundial, en todo Massachusetts y más allá, quieren esperar al final.