El invierno pasado, en los Boston Celtics se había desencadenado una lucha: pasa que cuando dos estrellas jóvenes terminan en el mismo equipo, se enfrentan entre sí.
“Es hora de separar a Jayson Tatum y Jaylen Brown”, declaró Kendrick Perkins, ex jugador de la NBA y centro de los Celtics durante mucho tiempo, en enero en ESPN. “Su lenguaje corporal dice que no les gusta jugar entre ellos“.
Perkins no fue el primer experto en proclamar que el joven dúo de los Celtics estaba destinado al fracaso. Pero, dados sus lazos con Boston, sus palabras tenían peso.
En público, Tatum había sido inflexible sobre sus sentimientos, cuando dijo en enero: “Vemos cosas sobre que ‘No podemos jugar juntos’, y los medios diciendo que uno de nosotros tiene que irse. Hablamos sobre cómo ambos queremos estar aquí, y ambos queremos resolverlo”.
Tatum estaba al tanto del gran activo es Brown.
“No hay muchos jugadores como Jaylen en la NBA. No hay mucha gente que pueda hacer todas las cosas que él hace”.
Seis meses después, de cara al Juego 4 de las Finales de la NBA de este viernes contra los Warriors, los Celtics están a solo dos victorias de un título.
Boston llegando a este no es una prueba de que lo cuestionamientos sobre la compatibilidad del dúo fueron desacertadas, sino un ejemplo de cómo un par de compañeros aprende juntos a crecer.
“Creo que todas esas cosas han ayudado, desde decir que necesitamos dividir el grupo o deshacernos de alguien, o sobre que JB y yo no podemos jugar juntos“.
Palabras de Tatum a los periodistas después de que los Celtics avanzaron a las Finales.
“Eso nos impulsó a resolverlo y no huir. Pues obviamente vamos a estar aquí por un tiempo y confiamos el uno en el otro y que tenemos que ser mejores. Así que sí, creo que en lugar de separarnos, nos hicimos más cercanos, y eso se demuestra a lo largo de la temporada”.
Tanto Tatum como Brown terminaron vestidos de verde de los Celtics gracias a que el equipo desplumó a los Brooklyn Nets en 2013 en el acuerdo de Kevin Garnett/Paul Pierce. Boston seleccionó a Brown con la selección No. 3 en 2016 y a Tatum con la selección No. 3 en 2017.
Los Celtics no solo eran un grupo con expectativas de campeonato, también dependían de las contribuciones de sus dos alas jóvenes.
En la temporada 2017-18, los Celtics, a pesar del regreso de Hayward e Irving, dieron un paso atrás, con Tatum y Brown luchando por encontrar su lugar dentro de un nuevo ecosistema.
“Me hicieron a un lado, y eso afectó un poco mi confianza”, dijo Brown.
A pesar de todo, Brown y Tatum se mantuvieron unidos. Pero a Tatum se le había dado un papel más importante dentro de la ofensiva, y Brown quería más. Nunca ocultó su confianza y la gente alrededor de la organización de los Celtics tuvo la sensación de que a veces se compararía con Tatum.
El dominicano Al Horford expresó de aquellas situaciones:
“Ambos muchachos son muy competitivos. Ha habido mucho crecimiento en esa parte. Simplemente creo que todos estábamos encontrando nuestro camino desde el principio. Ambos estaban tratando buscar su lugar en esta liga, cómo jugar, cómo ser. Siempre fueron muy buenos, pero todavía eran jóvenes. No entendían completamente todo”.
Eso comenzó a cambiar la temporada que Irving se fue. A Brown se le dio más responsabilidad y se destacó. Tatum dio un salto. Los Celtics avanzaron una vez más a las finales de Conferencia antes de caer…
La temporada 2020-21 de los Celtics fue un desastre. Tanto Brown como Tatum se habían convertido en tiradores de primer nivel y defensores sofocantes. Ambos hicieron el equipo All-Star. Y, sin embargo, algo iba mal. El talento no se traducía en victorias. La ofensiva a menudo estaba estancada y, debido estar pegados al balón, tanto Tatum como Brown, carecían de fluidez.
Esos problemas continuaron esta temporada, a pesar de que Stevens se mudó a la oficina principal y contrató a Ime Udoka como el nuevo entrenador.
Después de una derrota en noviembre, el escolta de los Celtics, Marcus Smart, criticó tanto a Tatum como a Brown y dijo: “No quieren pasar el balón”.
Pasó que la defensa se convirtió en la mejor de la liga. Pero quizás lo más importante fue la transformación de su ofensiva después del receso del Juego de Estrellas. Resultado directo de que Tatum y Brown aprendieron a jugar juntos.
Eso se ha trasladado a los playoffs, ya que ambos han demostrado la capacidad de oscilar entre facilitadores y finalizadores.
Smart dijo recientemente: “Han tenido que entender que tienen que madurar… saber cuándo dejar ir a uno, cuándo ayudarlo, cuándo hacer lo que se supone que debes hacer”.
Después de la victoria en el Juego 7 en las finales de la Conferencia Este en Miami, Brown y Tatum se encontraron en el medio del piso de FTX Arena. Con enormes sonrisas en sus rostros y gorras de las Finales de la NBA sobre sus cabezas, se abrazaron.
“¡Dijeron que no podíamos jugar juntos!” Tatum gritó.