Se confirman los malos presagios. El base de los Cleveland Cavaliers, Ricky Rubio, se perderá lo que resta de temporada a causa de un desgarro en el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, tal y como ha anunciado la franquicia mediante un comunicado oficial.
El internacional español se sometió a una resonancia magnética tras caer lesionado durante la derrota de este martes ante los New Orleans Pelicans. El jugador ya había sufrido una lesión similar en 2012, durante su campaña de novato en Minnesota. Jabari Parker y Michael Redd comprenden otros dos ejemplos de jugadores que sufrieron esta lesión en dos ocasiones a lo largo de su carrera.
La mala suerte se ha cebado con Ricky en un punto importante de su carrera. En primer lugar, por el rumbo positivo que están siguiendo los Cavaliers, situados actualmente en la quinta posición de la Conferencia Este. Y, en segundo, porque se complica su futuro en la NBA, ya que este verano se convertirá en agente libre.
En el último año de su contrato que firmó en 2019 con Phoenix Suns, por un salario de $51 millones de dólares, el europeo registraba sus mejores números en la competición, con un promedio por juego de 13 puntos, 4.2 rebotes, 6.6 asistencias y 1.4 robos, con un acierto en sus tiros del 36.3 por ciento.
Los Cavaliers podrían ofrecerle un año más incluso sin tener garantías de que su recuperación vaya a ser plena. Sería una forma de agradecerle los servicios prestados esta temporada. Una cuestión casi de humanidad. Pero es sólo una hipótesis. En la NBA, siempre pendiente del negocio, muchas veces no tiene cabida el sentimentalismo.