El español Ricky Rubio es uno de los mayores talentos que ha dado Europa al baloncesto mundial. Su arribo a la NBA era algo lógico y lo hizo con apenas 21 años siendo elegido dos años antes con el pick 5 del Draft de 2009 por Minnesota Timberwolves.

Allí, se consagró con un gran jugador de equipo, capaz de dar asistencias a cualquier compañero y liderando las jugadas como un auténtico director de orquesta. Pero su talento para mover el balón nunca fue del todo reconocido, debido a su escasa capacidad anotadora, quizás su punto más debil. Por lo que nunca dio el salto a un gran equipo que luche por un título.

Después de seis años en los Wolves, recaló en Utah, después en Phoenix, tuvo un breve regreso a Minnesota y finalmente llegó a Cleveland en medio de muchas dudas de si era el equipo ideal para un Rubio de ahora 31 años que venía de consagrarse con su selección en el Mundial de China y ser el máximo anotador en Tokio 2020.

Pero encontró su lugar, sólo necesitaba que tengan confianza en él. Y anoche, ante los Knicks en el Madison Square Garden se convirtió en el primer jugador en la historia de la NBA en anotar más de 30 puntos, repartir 10 asistencias y convertir ocho triples saliendo desde el banquillo, en la cuarta victoria consecutiva de los Cavaliers.

Rubio, además es el sexto jugador en la historia en anotar al menos 35 puntos y repartir 10 asistencias siendo suplente. Su planilla terminó con 37 tantos, 10 asistencias y 3 rebotes, una auténtica actuación de crack que, no sólo fue su mejor marca anotado en su carrera, sino que le valió elogios de, LeBron James que se expresó en Twitter por su rendimiento.

Esta gesta no hizo solo más que reflexionar a Rubio acerca de su rol en el equipo y, dada la madurez de un jugador que ha llegado a su prime, no solo desde el juego, sino desde lo mental, dejó un mensaje que se puede aplicar a cualquier ámbito de la vida, no sólo al deportivo.

“Cuando la pelota entra, parece que estás ejecutando las jugadas correctas”, destacó Rubio al concluir el partido. “Pero no se trata de anotar. Se trata de tomar el camino correcto, ir por el camino correcto cada vez. De eso se trata, de mejorar cada día un poco más y buscar el máximo de rendimiento que todos los jugadores podamos aportar al equipo”. Palabra de un jugador en plena madurez que ya no tiene que demostrar nada a nadie.