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A veces, una actuación individual trasciende el resultado. Nikola Jokic protagonizó una de esas noches en el Juego 5 contra el Oklahoma City Thunder. El pívot serbio, tres veces MVP y piedra angular del éxito reciente de los Denver Nuggets, jugó uno de sus mejores partidos en los playoffs… y su equipo lo dejó solo.
Con 44 puntos en 17 de 25 tiros, 15 rebotes, dos robos y un perfecto 5 de 5 desde la línea de libres, Jokic parecía decidido a recuperar el control de una serie que había oscilado peligrosamente. Y por momentos, lo logró. Su dominio ofensivo mantuvo a los Nuggets con opciones reales hasta los últimos minutos, pero un vendaval de triples de Luguentz Dort y la sangre fría de Shai Gilgeous-Alexander y Jalen Williams inclinaron la balanza en favor de Oklahoma City, que ganó 112-105 y se adelantó 3-2 en la serie.
Un líder sin acompañamiento
Lo más llamativo no fue la derrota, sino el desamparo. Jokic estuvo solo. Literalmente.
Jamal Murray, el escudero más confiable del serbio, terminó con 10 de 27 en tiros de campo y se esfumó en el último cuarto. Michael Porter Jr. apenas anotó dos puntos (1 de 7 en tiros), mientras que Christian Braun (3 de 12) y Russell Westbrook (1 de 7) fueron una sombra en ataque. En total, los compañeros de Jokic se combinaron para un rendimiento ofensivo lamentable, especialmente en el tramo decisivo.
Las redes sociales explotaron. “Denle ayuda a Jokic”, “el único que jugó hoy”, “su equipo decidió no presentarse al último cuarto”, fueron algunos de los comentarios más repetidos por fanáticos frustrados con la falta de apoyo al ícono de los Nuggets.
¿Culpa compartida o memoria selectiva?
Es fácil apuntar al resto del equipo tras una noche como esta, pero también es justo recordar que fueron ellos quienes sostuvieron al equipo durante los tres partidos anteriores, cuando Jokic había lucido irreconocible (21 de 63 en tiros combinados en esos encuentros). En una serie tan exigente como esta, la consistencia colectiva lo es todo.
Sin embargo, los playoffs son memoria corta. Y cuando tu jugador franquicia da un paso al frente con una actuación de antología, lo mínimo que se espera es que los demás estén a la altura. No fue el caso.
Michael Porter Jr. reconoció su mal momento y asumió parte de la responsabilidad. Pero más allá de declaraciones, la sensación es que los Nuggets, campeones en 2023, están en un punto de inflexión. La narrativa de equipo equilibrado y resistente empieza a resquebrajarse ante una plantilla que, sin Jokic en modo superhéroe, parece frágil.
¿Hay esperanza en Denver?
Aunque el panorama es complejo, la serie aún no está definida. El Juego 6 en Denver será una prueba de fuego para el carácter del equipo. ¿Volverán los socios de Jokic a responder? ¿Podrán encontrar el equilibrio ofensivo que los llevó al título hace apenas dos años?
De no hacerlo, se enfrentarán a una eliminación prematura, con sabor a fracaso. Porque tener a un jugador como Nikola Jokic —capaz de dejarlo todo en la cancha en una noche mágica— y no capitalizarlo, no solo duele… también condena.
El Juego 6 será más que un partido: será una evaluación del corazón y la identidad de estos Nuggets. Y una oportunidad de redención que no pueden permitirse desaprovechar.