¡Ajute Candito! Con muchísima cadencia exhibió sus mejores pasos Alex Rodríguez en la fiesta de conmemoración de la llegada oficial de David Ortiz a Cooperstown.
Al compás de la música de Fernando Villalona, quién invitó a A-Rod al escenario, un receptivo, sonriente y entusiasta Alex Rodríguez bailó todas las modalidades: pasitos de solista, en grupo y bien acompañado.
Al pasar al frente del escenario, la alegría que transmitía la sonrisa de Alex iba acorde con los graciosos movimientos de sus caderas y sus simpáticos pasos.
Mezclándose al fondo del escenario con la orquesta daba tímidas palmadas que perseguían los instrumentales.
Acto seguido, bailó con una las chicas del cuerpo de baile. En principio con exuberante morena de larga cabellera que mostraba a todos cómo se danza la música típica de la República Dominicana.
El momento fue muy especial para todos. Pero en especial para los de Quisqueya. Fueron muchos los ingredientes que se unieron para resultar en el ‘dominicanísimo‘ episodio que se vivió.
Alex también bailó de manera individual con su banderita dominicana en mano. Y en grupo, en una sabrosa coreografía improvisada junto al Big Papi.
Una de las voces más prominentes del país, Fernando Villalona, cantando nuestro merengue. Bailado por un orgullo nacional, el exitoso Alex Rodríguez, de ascendencia dominicana; en la celebración de una de nuestras glorias del béisbol que se sumó al pabellón de los Inmortales de las Grandes Ligas donde contamos con otros tres, y otros más llegarán prontamente. La escena no podría ser más autóctona.
Fue un día en dónde Alex Rodríguez conectó con sus raíces. En otra de las actividades compartió con Pedro Martínez, degustando una refrescante cerveza Presidente.
La verdad es, que estas figuras no solo son embajadores del país al dejar huella con sus talentos y emprendimientos sobre las cosas nuestras. Lo son también de nuestra calidez, simpatía y alegría en el ser. Y es que detrás de todo el éxito logrado por David Ortiz y Alex Rodríguez, hay historias de superación, de librar muchas batallas. Llegada la hora de celebrar no se puede hacer de otra manera, que de la mejor manera: dominicanamente. Que de eso, sí sabemos nosotros.