Ahora mismo Aaron Boone, como el rey Lear, está allí sentado en su trono, en un espacio no muy grande del Yankee Stadium, mirándolo todo, con calma y sangre fría; los Mulos son el mejor equipo del béisbol en este 2022 y en ese punto, no importa otra cosa.
La analogía con Lear, el reconocido personaje de la obra de teatro de Shakespeare, cala perfecta, pues Boone está en el puesto más candente, una especie de trono de sangre, el lugar donde todos quieren estar y a la vez, donde pocos pueden llegar y menos permanecerán, aguantar, sufrir…
Saber sufrir es la clave
Aaron Boone ha sabido sufrir, aguantando de todo, pues ha sido indultado y vilipendiado incluso por la exigente y hasta cruel afición yankee pero el tiempo parece haber corrido para bien, pues hoy el hombre se va ganando su puesto y del hedor a podredumbre, las cosas han pasado al paraíso terrenal.
Con los Yankees apuntando a una temporada de 120 victorias al menos, Boone se erige como amo y señor en el elenco del Bronx.
Todavía, muchos desconfían y siguen creyendo en que no es estratega adecuado pero el ex jugador de los Yankees, el mismo del memorable batazo en 2003 ante Boston, está en su mejor momento.
Las analogías
Algunos ya comienzan a pensar en Joe Torre, en otra dinastía poderosa como aquella de los 90 y la sola asociación con esa idea es hermosa, pues 13 años sin ganar son una eternidad para el espíritu de la fanaticada y la esencia misma de los Yankees de Nueva York.
Boone es un tipo ganador, sus temporadas de 100 victorias así lo demuestran, a veces controversial, protagonista de malas decisiones y con rezagos de tipo conservador pero no, ya el pasado parece quedar atrás y el presente lo pone como centro del universo beisbolero.
La obra de Boone
A Nueva York le han cantado Frank Sinatra, Duke Ellington y Ella Fitzgerald, le han escrito tantos, John dos Pasos y Paul Aulster por solo citar y hoy, Aaron Boone está dedicándole su propia obra.
Aaron Boone más que Cashman y Steinbrenner; el hombre que tiene a Néstor Cortés Jr pensando hasta en premio Cy Young, el mismo del experimento Matt Carpentier…Aaron Boone fue todo, fue diablo y también Dios y esa imagen de él, en una esquina del banco con un brazo apoyado en la barda, mirando con esos ojos de viejo zorro a la grama, esa imagen lo dice todo, su hora llegó.