Pegar un jonrón es probablemente una de las sensaciones más gratificantes que puede vivir un jugador de béisbol en su deporte. Ha de ser un éxtasis de tamaño incalculable el ver cómo la bola que hace segundos conectaste con tu madero abandona el parque.
No obstante, sufrir una atajada en el borde de la barda seguro que es todo lo contrario. Se debe sentir como estar en el cielo y un segundo después en el infierno, pasando de la alegría total a la tristeza extrema y puede que incluso a la frustración.
Es justo esto lo que les ha ocurrido a Aaron Judge y Mike Trout en el día de ayer. Ambas figuras conectaron sendos batazos a lo más profundo del parque, pero debido a las excelentes intervenciones de los jardineros, tuvieron que quedarse con el amargo sabor de boca de lo que pudo ser, pero no fue.
El Juez juzgado
Los Yankees de Nueva York derrotaron este sábado 4×2 a los Medias Rojas de Boston. En ese duelo, exactamente en la parte baja de la cuarta entrada, tuvo lugar una acción bastante curiosa, así como también infortunada para el número 99 de los Mulos del Bronx.
Este conectó un largo batazo por el jardín central con hombre en primera base, parecía que sería un jonrón de 2 carreras para él, hasta que apareció la figura de Kike Hernández. El guardabosques del medio de los Red Sox le robó el vuelacercas con un preciso salto contra la pared.
Se tomó revancha
Otro que sufrió el mismo destino que Aaron Judge fue la megaestrella de los Angelinos de Los Ángeles, Mike Trout. Apenas corría el primer inning cuando una pelota fue despedida a gran velocidad del bate de la figura de los Halos hacia territorio del left-center field.
La esférica llevaba dirección de bambinazo, si nadie la tocaba sobraría la cerca, pero justo eso ocurrió, alguien apareció. Chase McCormick, patrullero central de los Astros de Houston, se jugó de un brinco para decapitar la conexión de Trout.
Sin embargo, más tarde el propio Mike tomaría venganza, sacando un cuadrangular enorme por la misma zona y adjudicándose su primer jonrón en la zafra 2022.