Al pensar en traición, traición como concepto o término; en el acto o conducta de deslealtad o falta de compromiso que existe entre dos o más partes involucradas, al pensar en traición de este modo, al instante mi mente evoca el nombre de Judas, pienso en La última cena, en el mismo Da Vinci, en el rostro de Jesús mirando a sus discípulos y la noción se vuelve más nítida;
Al mismo tiempo, también evocó también a Efialtes de Tesalia y aquella historia de la traición al rey Leónidas y sus espartanos, de igual modo pienso en Magallanes, en la novela de Stephen Zweig, al hombre en su gesta, saliendo de Portugal como un traidor para recalar bajo el manto de la monarquía española a comienzos del siglo XVI.
Evocando todas esas imágenes, como en una película, la figura de Andrew Benintendi aparece en primer plano, luego un poco más alejada pero igual de prominente allí, en Fenway Park, más de dos años después de su ultimo partido en la que un día fue su casa y la sensación de verlo como un traidor, como debería ser, como lo fue con otros en distintos momentos, con otras figuras, esa sensación no se debía disipar de un modo tan rápido, pero sucedió.
Debió ser y no fue
Benintendi debía ser abucheado, así, con el uniforme de los Yankees de Nueva York, parado en el home, en pleno de Fenway Park, era como La consagración de la primavera de Stravinski en medio de Massachusetts y debió ser, abucheado, satanizado, hasta ofendido, pero no, no sucedió así.
Antes, a finales de la primera década de este siglo, cuando Johny Damon regresó a Fenway Park, luego de firmar por cuatro años y 52 millones de dólares con los Yankees de Nueva York, muchos creyeron hasta que sería linchado y desde entonces le nombraron Judas Damon, en clara alusión al personaje que hablábamos al comienzo.
Tiempo después, cuando Jacoby Ellsbury, regresó a Fenway, luego de su acuerdo de siete años y 153 millones de dólares con los Bombarderos del Bronx, se vivió una historia similar a la de Damon y entonces con Benintendi, como la lógica indicaba, debía ocurrir igual, pero no pasó, al momento de consumir su turno, fue aplaudido por la multitud.
La acción
El momento acaparó los reflectores y los principales portales deportivos se hicieron eco de la noticia, el hombre que debía ser tratado como un traidor era recibido como el hijo pródigo que vuelve a casa.
La ovación fue cerrada y tras el momento, se pasaron una serie de fragmentos de videos con los mejores momentos de Benintendi en Fenway, incluido su extraordinario fildeo en el juego 4 de la Serie de Campeonato de la Liga Americana en 2018.
“… Es la primera vez que vuelvo de nuevo, en poco más de un año y lo estoy asimilando todo de nuevo…”- le comentó el jardinero de 28 años a ESPN.
Desde su salida hacia los Reales de Kansas City, Benintendi no había regresado a Fenway Park ni se había enfrentado contra los Medias Rojas, pero más allá de Damon y Ellsbury, el caso de Benintendi es diferente, el fue cambiado, no firmó como en los casos antes mencionados y eso marca la diferencia y la afición lo hace sentir.
Y así, el hombre que pudo ser un traidor no lo fue y el instante fue hermoso.