Cuando Aristides Aquino irrumpió en las Grandes Ligas lo hizo por todo lo alto por allá en el año 2019. Asumió el rol que había dejado en los Rojos de Cincinnati el cubano Yasiel Puig y a partir de ese momento, todo fue coser y cantar para él. Aquellos 56 juegos de esa temporada en los que participó todavía están presentes en la memoria de muchos fans.
Sus números fueron sencillamente impresionantes. Una línea ofensiva de .259/.316/.576, con 19 jonrones, 47 carreras impulsadas y 31 anotadas indicaban que estábamos ante la presencia de una figura emergente que había llegado para quedarse. Pero no fue así.
Los años venideros fueron un total dolor de cabeza para Aquino, quien tuvo que ver cómo poco a poco sus números mermaban, así como también su tiempo de juego. La estrella que todos pensábamos ver en un futuro se apagó y a día de hoy sigue sin brillar a pesar de encontrarse a solo 7 días de arribar a los 28 años de edad.
La culpa es de los Reds
No son pocos los que creen que la caída de The Punisher se debe a los movimientos que realizó el conjunto de Cincinnati al final de aquel 2019. Se hicieron con los servicios de Shogo Akiyama y Nick Castellanos, y además añadieron a Jesse Winker y a Nick Senzel desde sus granjas, lo que obligó a que Aristides volviera a ser una pieza de recambio cuando lo que necesitaba era continuidad.
Probablemente eso frenó el ascenso meteórico de alguien que estaba enrachado y que todavía es la fecha que no ha vuelto a tener ese ritmo voraz.
¿Será el final de la aventura?
En la temporada pasada, el nacido en Santo Domingo quedó expuesto una vez más. Un pobre hilo ofensivo de apenas .190/.299/.408 y una tasa de ponches del 36.8% dejó en evidencia que está en las horas más bajas de su carrera con el madero.
Por otra parte, el arranque en 2022 ha sido peor y verdaderamente alarmante. Promedio paupérrimo de .118 producto de 2 imparables en 17 turnos y 11 ponches son la confirmación de que al dorsal 44 de los Rojos se le está pasando el tren en el Big Show.
La gran disyuntiva a partir de ahora es si el club seguirá esperando un renacer que no llega o si en definitiva prescinde de él. Otra opción es enviarlo a Triple A, pero si eso ocurre y tampoco logra batear allá, será la sepultura de quien pudo ser una de las figuras de la organización.