A orillas del Mississippi se han escrito grandes historias, historias de hombres, de sueños, de ilusión, de lucha constante por imponerse a las duras pruebas de la vida; desde un presidente, Abraham Lincoln, hasta grandes literatos como Mark Twain, William Faulkner, Sherwood Anderson y Tennessee Williams han tomado como centro de sus obras al mítico río.
¡Absalón, Absalón!; Mientras Agonizo, Luz de Agosto y El ruido y la furia, son algunos de los clásicos que han mostrado parte de la cultura y las tradiciones de la gente que vive en esa parte del ancho Missouri.
Y está el Mississippi y también en San Luis, con el Arco de Gateway marcando el punto más alto del Monumento a la Expansión Nacional de Jefferson; allí se fusionan todas las historias, quizás el mayor símbolo de poder y grandeza, respecto a lo que hoy representa Estados Unidos.
La otra historia
Los Cardenales de San Luis recogen también toda esta mística y su legado en el béisbol trasciende todas las épocas para erigirse como uno de los estandartes del juego y hoy, en este 2022, a orillas del Mississippi, la franquicia de Busch Stadium quiere seguir escribiendo páginas de gloria.
Al momento de darle forma a este texto, los pájaros rojos barrían a los Yankees de Nueva York por primera vez, en el juego más largo de la temporada, 4 hora y 25 minutos, para llegar a siete victorias seguidas y comandar la división central de la Liga Nacional en un momento cumbre de la temporada.
No solo fue el juego más largo de la actual campaña, también, como lo cuenta John Denton de MLB.com, fue el juego de nueve innings más largo en la historia del actual Busch Stadium, fundado en 2006 y quizás, como una especie de cábala, teniendo en cuenta el momento y el buen béisbol que juegan los Cards, muchos pueden pensar en regresar a la Serie Mundial y hasta en el anillo.
El antecedente
En esa campaña, dos años después de haber caído ante los Medias Rojas de Boston en 2004, los chicos dirigidos en aquel entonces por Tony La Russa, sometieron a los Tigres de Detroit para llevarse su décima corona, con un David Eckstein en estado de gracia y el plus de Albert Pujols marcando la pauta.
Dieciséis años después, luego de este fin de semana épico, con un renacido Paul DeJong, con la consistencia de Nolan Arenado y la ilusión de un Jordan Montgomery en modo estelar; los Cardenales vuelven a soñar como nunca, tal vez no sean ahora mismo, por nómina, un elenco a la altura de Dodgers, Padres, Mets o Bravos de Atlanta, pero están funcionando como equipo y eso puede marcar la diferencia.
Una cuestión de actitud
Todo indica que, en el mejor momento de la temporada, con poco más de 50 juegos por disputar, cuando los bates comienzan a pesar y los brazos se sienten el desgaste del arduo trabajo, en un momento así, los Cards están dando la mejor imagen en el año, dando la impresión que pueden con todos y es algo que se ve en los rostros, en las ganas, en la manera incluso de sonreír; los chicos de Oliver Mármol están disfrutando lo que hacen.
Y no es la marca de 60-48 ni los dos juegos de ventaja sobre los Cerveceros de Milwaukee, no, es eso que hablábamos, la forma en la que salen al diamante, como pelean cada jugada, cada turno, así, cualquiera se enamora; como suele ocurrir en las grandes historias que se construyen allí, a orillas del Mississippi y once años después de aquel ultimo titulo en 2011, los Cardenales vuelven a soñar en grande y es la mejor sensación.