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La muerte de una fanática durante el ingreso al estadio reabre el debate sobre las condiciones en eventos masivos y el compromiso con la seguridad en el deporte nacional.
El béisbol es mucho más que un deporte en la República Dominicana: es cultura, tradición y una pasión desbordante que une a generaciones. Sin embargo, este fervor sufrió un golpe devastador el pasado miércoles 11 de diciembre, cuando Ana Sánchez Rosario, una fanática que asistía al enfrentamiento entre los Tigres del Licey y las Águilas Cibaeñas, falleció de un infarto frente al Estadio Quisqueya Juan Marichal. Este hecho trágico no solo ensombrece uno de los eventos deportivos más esperados de la temporada, sino que también plantea preguntas profundas sobre la logística, la seguridad y el bienestar en los espectáculos masivos.
El contexto: Una rivalidad que mueve masas
El duelo entre Tigres y Águilas, los equipos más emblemáticos de la Liga Dominicana de Béisbol (LIDOM), es mucho más que un partido: es un espectáculo nacional que paraliza al país. Este enfrentamiento, reprogramado desde el 24 de noviembre, generó una afluencia masiva de fanáticos ansiosos por presenciar un capítulo más de esta histórica rivalidad.
El Estadio Quisqueya, aunque icónico, enfrenta desafíos logísticos evidentes en eventos de esta magnitud. La alta concurrencia y las largas filas para ingresar son un problema recurrente que, en esta ocasión, terminó en tragedia.
El incidente: Una muerte que conmueve
Ana Sánchez Rosario, acompañada de sus hijos, buscaba disfrutar de una noche de béisbol. Sin embargo, durante el proceso de entrada al estadio, sufrió un infarto. Aunque el personal del Sistema Nacional de Emergencia 911 le brindó asistencia inmediata, no pudo salvarse. Su muerte, confirmada por la LIDOM, es un recordatorio doloroso de que la emoción y la pasión deportiva no deben comprometer la seguridad y el bienestar de los asistentes.
¿Qué falló?
Este incidente reabre un debate crucial: ¿están preparados los escenarios deportivos del país para manejar eventos masivos? Si bien la LIDOM ha mostrado avances en la organización de la liga, las condiciones actuales del Estadio Quisqueya y la logística de ingreso dejan mucho que desear.
- Logística y flujo de personas: Las largas filas y la falta de un sistema eficiente para gestionar el acceso generan estrés, ansiedad y, en algunos casos, consecuencias fatales como la ocurrida.
- Atención médica: Aunque el estadio contaba con personal del 911, el tiempo de respuesta y la infraestructura médica in situ son puntos que deben evaluarse y mejorarse.
- Capacitación y comunicación: Es fundamental que el personal de seguridad y los encargados de logística estén capacitados para identificar emergencias médicas y actuar con rapidez.
El papel de la pasión en el deporte
La tragedia también pone de manifiesto la intensidad con la que los dominicanos viven el béisbol. Para muchos, asistir a un partido de Tigres y Águilas no es solo entretenimiento; es un ritual que refleja el orgullo y la identidad regional. Este fervor, aunque admirable, a veces puede llevar a que los fanáticos pasen por alto las incomodidades o los riesgos asociados a eventos masivos. Es responsabilidad de los organizadores garantizar que esa pasión pueda vivirse en un ambiente seguro y cómodo.
¿Qué debe cambiar?
La muerte de Ana Sánchez Rosario no puede quedar como un incidente aislado en la historia de la LIDOM. Es necesario que las autoridades deportivas, los equipos y las instituciones responsables tomen medidas concretas para prevenir tragedias similares en el futuro.
Algunas recomendaciones incluyen:
- Modernizar los sistemas de acceso al estadio, como boletos electrónicos y entradas escalonadas.
- Aumentar la presencia de personal médico en eventos de alta concurrencia.
- Mejorar la infraestructura del Estadio Quisqueya, adaptándolo a las necesidades del siglo XXI.
- Realizar campañas de sensibilización para que los fanáticos sean conscientes de su seguridad y la de quienes los rodean.
Un llamado a la acción
La muerte de una fanática que solo buscaba disfrutar de su deporte favorito es una tragedia que no debe repetirse. Este incidente debe servir como un llamado a la reflexión para todas las partes involucradas en la organización de eventos masivos en el país. El béisbol dominicano merece ser disfrutado con la misma pasión de siempre, pero en un entorno que priorice la vida y el bienestar de sus seguidores.
La pelota sigue rodando, pero el recuerdo de Ana Sánchez Rosario nos invita a pensar en lo que verdaderamente importa fuera del diamante.