A los 25 años, Alex Rodríguez había dejado a los Marineros para firmar su contrato récord de 10 años y $252 millones con los Vigilantes de Texas en enero de 2001. Si bien había liderado la Liga Americana en jonrones durante tres temporadas consecutivas, con un total de 52, 57 y 47—ganando su primer premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana en esa última temporada—los Rangers habían terminado últimos en el Oeste de la Liga Americana en las tres temporadas, con un total de victorias de 73, 72 y 71. Alex estaba ansioso por jugar para un equipo ganador.
Los Medias Rojas, que todavía estaban dolidos por haber perdido la Serie de Campeonato de la Liga Americana ante los Yankees en 2003 tras el jonrón de Aaron Boone en un séptimo juego, sintieron que necesitaban una gran pieza más para finalmente ir a la cima en la rivalidad con los Yankees. La idea era enviar a Manny Ramírez, Nomar Garciaparra y el entonces prospecto Jon Lester a Texas, con Alex Rodríguez, Magglio Ordóñez de los Medias Blancas y Brandon McCarthy a cambio. El punto conflictivo fue todo ese dinero pendiente que hizo que Theo Epstein se resistiera. Theo no estaban dispuestos a asumir la totalidad de los $179 millones que le quedaban en su pacto a Rodríguez.
El gerente general de los Medias Rojas, Theo Epstein, le dijo a Rodríguez que tendría que reducir el valor de su contrato en $4 millones por año, $28 millones durante los siete años restantes, para que el canje funcione. A-Rod estaba dispuesto a reestructurar su contrato y, según el acuerdo modificado, habría podido cancelar su contrato en 2005 y todos los años posteriores, en lugar de solo en 2007, como se estipuló originalmente en su acuerdo.
El alcance total de los intercambios que se habían negociado tenía a Rodríguez, de 27 años, yendo de Texas a Boston a cambio de Manny Ramírez, de 31 años, y el prospecto de pitcheo Jon Lester, luego de solo dos temporadas en su carrera profesional y un un mes antes de cumplir 20 años, y dinero en efectivo. Nomar Garciaparra, entonces de 29 años, se habría ido a los Medias Blancas junto con el relevista Scott Williamson, de 27, a cambio del jardinero Magglio Ordóñez, de 30 años, y el lanzador prospecto de 20 años, Brandon McCarthy. Pero el sindicato de jugadores rechazó la propuesta, ya que estaba en contra de cualquier esfuerzo por reducir el valor de un contrato existente.
Para crédito de Rodríguez, estaba abierto a reestructurar su trato, tomando menos dinero y optar por no participar, e incluso firmó un trato acordado que habría permitido que se ejecutara el intercambio… antes de que la MLBPA interviniera para anular el trato. Permitir que el jugador mejor pagado del juego renunciara al dinero garantizado sentaba un precedente peligroso para el resto del sindicato, y se consideró un riesgo demasiado grande incluso si A-Rod estaba de acuerdo. Los Medias Rojas declinaron.
E inesperadamente, surgió la lesión del tercera base del Bronx, Aaron Boone, lo que por una serie de casualidades culminó con la llegada inavertida en Boston, de Alex Rodríguez a los Yankees de Nueva York. Algo de lo que aún se arrepienten los Medias Rojas y causa gastritis en Boston.
No obstante, aunque la llegada del mejor pelotero de la liga al equipo de Nueva York fue uno de los movimientos más inteligentes en la historia del béisbol, el destino no deparó a medida de esas expectativas. Pues aunque los Yankees le ganaban una vez más algo a Boston. Lo que suponía el establecimiento de una dinastía de los Bombarderos, resultó en el fin de la sequía de 86 años de los Medias Rojas.
Los Yankees jugaron en cinco series de postemporada en los primeros cuatro años con Alex en el equipo, donde se convirtió en un símbolo del declive del Imperio Yankee.
Los Yankees salieron con un potente equipo lleno de estrellas, causando un gran revuelo, solo para ser avergonzados en 2004 y no lograron avanzar fuera de la serie divisional en las siguientes tres temporadas.
En su primera experiencia con el béisbol de octubre en el Bronx, A-Rod se desenvolvió bien con un OPS de .931 en la postemporada de 2004, pero después de eso, tres playoffs donde no produjo a nivel del mejor jugador del equipo, y quizás inmerecidamente se convirtió en el chivo expiatorio de los problemas del equipo. Incluso, el mánager Joe Torre, lo bateó octavo en medio de una ALDS de 2006 realmente terrible, fue quizás el punto más bochornoso para Alex.
A todo eso se suma la creencia de que A-Rod no era realmente la persona con la que era más fácil trabajar, no obstante, era famoso por estar inmerso en el juego las 24 horas del día, los 7 días de la semana, siempre disciplinado con el ejercitarse. Tenía una relación de amor/odio con Derek Jeter, e incluso si las tensiones entre ambos eran más culpa de ambas partes de lo que a la gente le gusta admitir, encajaba en una narrativa de A-Rod como el talento con carácter difícil de manejar.
Aún así, incluso con todo el drama, Alex Rodríguez era el mejor jugador del béisbol. Y su adquisición es otra muestra de la capacidad de los Yankees para lanzarse y aprovechar los tropiezos de los Medias Rojas. La contratación de Rodríguez es sin dudas uno de los mayores logros de Brian Cashman, quizás el mayor. Hablamos probablemente, de uno de los 15 mejores jugadores de todos los tiempos, pese al uso de PED.
Fue un jugador que logró acumular 30.9 victorias sobre el valor reemplazo en tan solo cuatro temporadas… Todo el vivo haría ese intercambio cualquier día.
Pero la llegada de Alex a los Yankees, significó la permanencia de Manny Ramírez en el Fenway Park. Y Manny Ramírez, se convirtió en el artífice y corazón de ese campeonato del 2004, junto a Pedro Martínez.
Ciertamente, el valor de Alex era muy superior en ese momento, y en cualquier momento, sobre Ramírez. Pero considerando las actuaciones de postemporada de Alex, y la leyenda que nació de Manny Ramírez como el gran héroe de los momentos apremiantes, la misma no hubiese existido en Boston de haberse dado ese canje. ¿Qué hubiese pasado? No hay forma de saber. Tal vez, Medias Rojas con más razón ganaban la Serie Mundial de manera contundente, o quizás no. Puede ser un tema, que desarrollemos por diversión, jugando a tener poderes psíquicos y manejo del tiempo tal fuésemos un dios en otro escrito. Pero, en este oportunidad, lo que sí tenemos es, por un lado la deplorable narrativa de un Alex Rodríguez ausente en postemporada y momentos clutch (con razón o no) y por otro lado, todo lo opuesto en Manny Ramírez, una gran leyenda junto a David Ortiz, de los momentos decisivos y todo un icono de octubre, que rindió en playoffs más que el arroz apastado.