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Con un inicio adverso en la Serie Mundial y una ventaja de rotación que parece haber sido solo ilusoria, los Yankees enfrentan una ardua tarea al regresar a Nueva York. ¿Realmente tenían el dominio sobre los Dodgers o esta ventaja fue solo un espejismo?
La Serie Mundial de 2024 entre los Yankees de Nueva York y los Dodgers de Los Ángeles comenzó con altas expectativas para los del Bronx, que parecían tener una clara ventaja en la rotación de lanzadores. Sin embargo, tras los primeros dos juegos, esa supuesta fortaleza se ha desvanecido, dejando al equipo de Aaron Boone en una situación precaria y con el peso de dos derrotas en sus espaldas. Con los Dodgers a la cabeza, 2-0, la serie ahora se traslada a Nueva York, y el margen de error para los Yankees es cada vez menor.
La historia que no se repitió: el intento de un “segundo AJ Burnett”
En 2009, en la última aparición de los Yankees en una Serie Mundial, el equipo había perdido el primer juego contra los Filis de Filadelfia y se enfrentaba a un déficit potencialmente devastador si el lanzador AJ Burnett no lograba imponerse en el segundo juego. Burnett, en una actuación brillante, dominó a los Filis durante siete entradas, impulsando a los Yankees hacia un campeonato que eventualmente ganarían en seis juegos.
Este año, la situación se perfilaba de forma similar en el Dodger Stadium, pero el resultado fue muy distinto. Los Yankees, tras perder el primer juego, buscaban que Carlos Rodón, su abredor para el Juego 2, pudiera replicar la hazaña de Burnett. Sin embargo, Rodón mostró una versión inestable de su talento, permitiendo cuatro carreras y seis hits en solo 3.1 entradas, lo que facilitó la segunda victoria de los Dodgers. Esta derrota ha puesto a los Yankees en una posición complicada, con estadísticas históricas que pesan en su contra: de los 56 equipos que han iniciado la Serie Mundial con una ventaja de 2-0, 45 han salido campeones, un contundente 80.4%.
Una ventaja de pitcheo que se diluyó ante los Dodgers
Antes de iniciar la serie, los Yankees parecían contar con una ventaja estratégica en el pitcheo, especialmente con Gerrit Cole y Carlos Rodón como los primeros en la rotación. Sin embargo, en la práctica, esta ventaja ha resultado ser solo ilusoria. Aunque Cole cumplió en el Juego 1, permitiendo solo una carrera en seis entradas, los Yankees no lograron asegurar la victoria. Rodón, por su parte, no pudo mantener a raya a los Dodgers en el Juego 2, fallando en ofrecer el control y resistencia que el equipo esperaba de su parte.
Mientras tanto, los Dodgers han sorprendido con una rotación que, en teoría, era más débil y carente de profundidad, pero que ha demostrado estar a la altura de las exigencias. Jack Flaherty y Yoshinobu Yamamoto lograron limitar a la poderosa alineación de los Yankees en los primeros dos juegos. Yamamoto, en particular, tuvo una actuación destacada en el Juego 2, permitiendo un solo hit en 6.1 entradas, un jonrón solitario de Juan Soto. En conjunto, los abridores de los Dodgers han logrado mantener una efectividad de 2.31 en la serie, en contraste con la de los Yankees, que se sitúa en 4.82, una gran parte de esta responsabilidad recayendo en la mala salida de Rodón.
Los problemas de los Yankees se profundizan: jonrones, ampollas y falta de consistencia ofensiva
El desempeño de Carlos Rodón fue particularmente preocupante, ya que revivió un viejo problema que lo ha perseguido durante toda la temporada: los jonrones. Rodón permitió 31 cuadrangulares en la temporada regular, el segundo total más alto en las Grandes Ligas, y en el Juego 2 de la Serie Mundial pasó tres más a manos de Tommy Edman, Teoscar Hernández y Freddie Freeman. Este talón de Aquiles ha sido decisivo para el equipo, y los Yankees ahora se ven obligados a considerar ajustes en su rotación para los próximos encuentros.
Además, Rodón reveló después del juego que estaba lidiando con una ampolla en uno de sus dedos, una condición que, aunque él restó importancia, podría afectar su rendimiento en futuras salidas. Esta noticia añade otro nivel de incertidumbre a la situación del equipo, que ya enfrenta varias dificultades en su ofensiva, donde figuras clave como Aaron Judge han tenido un desempeño discreto. Judge, la estrella de los Yankees, tiene apenas un hit en nueve turnos en la Serie Mundial y ha acumulado seis ponches, un reflejo de su inconsistencia en esta postemporada.
Los problemas ofensivos de los Yankees no terminan ahí. En los dos primeros juegos de la serie, el equipo ha bateado solo para .197, con una efectividad paupérrima con corredores en posición de anotar, con un registro de 2-14 (.143). Con una producción tan baja, resulta difícil imaginar cómo los Yankees podrían remontar la serie sin una mejora significativa en la ofensiva.
¿Existe realmente una ventaja para los Yankees?
La narrativa de una ventaja en el pitcheo para los Yankees parece haber sido desmontada en estos primeros dos juegos. La profundidad de la rotación de los Dodgers ha resultado ser más efectiva de lo esperado, mientras que las inconsistencias de los Yankees en la loma han dejado en evidencia que su supuesta fortaleza era más un mito que una realidad tangible. Aaron Boone y su equipo ahora deben afrontar la difícil tarea de replantear su estrategia, esperando que Clarke Schmidt y Luis Gil puedan mantener al equipo en competencia cuando la serie se traslade al Bronx para el Juego 3.
El margen de error se ha reducido, y los Yankees necesitan victorias urgentes para mantenerse en la pelea. Este momento decisivo requiere que el equipo ajuste tanto su pitcheo como su ofensiva, si quieren revertir la tendencia y forzar a los Dodgers a jugar más allá de los cuatro juegos.
El desafío de los Yankees: reinventarse o sucumbir
El regreso de la Serie Mundial a Nueva York representa una última oportunidad para los Yankees de mostrar que son dignos contendientes al título. Si bien los primeros dos juegos han sido un golpe a su confianza y estrategia, aún existe la posibilidad de que el equipo logre ajustarse. La presión de la Serie Mundial es implacable, y la historia ha demostrado que remontar un 0-2 es posible, aunque extremadamente difícil.
En conclusión, los Yankees se encuentran ante un reto monumental. Necesitan que sus lanzadores emergentes superen sus limitaciones y que su ofensiva resurja con urgencia. Los Dodgers han demostrado que la ventaja de pitcheo de los Yankees era, en última instancia, una percepción más que una realidad, y ahora Boone y su equipo deberán encontrar la forma de transformar su desempeño y redescubrir la chispa que los llevó hasta esta instancia. Solo así podrán desafiar las estadísticas históricas y aspirar a un campeonato.