El expelotero dominicano y recién elevado al Salón de la Fama de las Grandes Ligas, David Ortiz admitió que quiere que acabe rápido todo el tema de su exaltación a Cooperstown.
Ortiz contó en una entrevista que está ansioso por lo que pueda venir al momento de desvelar su placa en el Salón de la Fama de la MLB que está ubicada en el estado de Nueva York al noroeste de los Estados Unidos.
“Quisiera que acabe pronto”, dijo el extoletero de los Medias Rojas de Boston. “Estoy nervioso por todo. Es demasiado. Son demasiadas cosas al mismo tiempo”, agregó en una entrevista difundida por la agencia AP.
El quisqueyano fue uno de los hombres que ayudó a romper la Maldición del Bambino en 2004 cuando los patirrojos vencierón a los Cardenales de San Luis en la Serie Mundial ante el asombro del globo entero.
A su vez, Ortiz, se convirtió apenas en el jugador número 58 en ser elevado en su primer año de elegibilidad y por curiosidades del destino, los escritores de pelota, en su asociación no le dieron la oportunidad a Roger Clemens ni a Barry Bonds quiénes estuvieron involucrado en el escándalo de los esteroides.
A Ortiz se le agregarán Gil Hodges, Jim Kaat, Minnie Miñoso, Tony Oliva, Bud Fowler y Buck O’Neil quiénes llegaron a Cooperstown a través del comité de veteranos del mejor béisbol del mundo, varios de ellos ya han fallecido.
“Nunca había tenido tantas cosas en mi agenda”, dijo. “Soy alguien que sabe que lidiar con muchas cosas. Pero son demasiadas”, acotó el exbateador designado y en algunas ocasiones inicialista.
“No tengo nada loco para mi discurso. No me va tomar tres horas”, dijo. “Tengo a un grupo significativo de gente en mi vida y carrera”.
Ortiz ha servido de mentor para los más jóvenes quiénes se están estrenando en las Grandes Ligas. Este ha aconsejado a cientos de jugadores que ya han tenido sus años en el gran show para que eviten estrellarse como quizá lo habrían hecho muchos que no tuvieron la suerte de ser guiados.