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El último informe sobre dopaje en las Grandes Ligas de Béisbol (MLB) ha encendido alarmas en el ámbito deportivo, especialmente en República Dominicana. De un total de 11,609 pruebas realizadas durante la temporada 2024, los únicos dos resultados positivos por sustancias prohibidas involucraron a jugadores dominicanos: Orelvis Martínez, de los Azulejos de Toronto, y Noelvi Marte, de los Rojos de Cincinnati. Ambos enfrentan suspensiones de 80 partidos, pero el impacto trasciende las sanciones individuales.
¿Qué significa esto para el béisbol dominicano, una potencia mundial en el deporte, pero también una cantera con desafíos recurrentes en temas de dopaje?
Un sistema de pruebas exhaustivo y resultados reveladores
Las pruebas antidopaje de la MLB no son un procedimiento superficial. En 2024, se realizaron 9,455 análisis de orina y 2,154 de sangre, marcando un sistema de vigilancia considerado uno de los más rigurosos en el ámbito deportivo. A pesar del alcance del programa, el hecho de que los únicos positivos correspondan a dos jugadores dominicanos abre la puerta a reflexiones sobre los desafíos éticos y educativos en torno al uso de sustancias prohibidas.
Ambos casos destacan por sus circunstancias particulares. Noelvi Marte dio positivo por boldenona, una sustancia utilizada comúnmente en veterinaria que también es conocida por su capacidad para aumentar la masa muscular. Orelvis Martínez, por su parte, fue sancionado tras dar positivo por clomifeno, un medicamento para la fertilidad que ha sido utilizado por atletas para mitigar los efectos secundarios de otras sustancias.
Dominicanos y el estigma del dopaje: ¿Un problema estructural?
El béisbol dominicano ha sido históricamente fuente de talento para las Grandes Ligas, pero también ha enfrentado un escrutinio recurrente en materia de dopaje. Según datos históricos, los jugadores dominicanos han protagonizado un porcentaje significativo de los casos positivos en MLB. Aunque esto no refleja necesariamente un problema cultural, sí plantea interrogantes sobre las condiciones y las presiones a las que se enfrentan los prospectos dominicanos desde edades tempranas.
Muchos jugadores emergen de contextos socioeconómicos complejos, donde el sueño de llegar a las Grandes Ligas se convierte en una obsesión. En ese trayecto, la tentación de buscar una ventaja competitiva mediante sustancias prohibidas puede ser mayor, especialmente si no cuentan con la orientación adecuada.
Educación y prevención: El camino hacia un cambio sostenible
El informe de 2024 no solo debe verse como un hecho aislado, sino como una llamada de atención para las academias, entrenadores y autoridades deportivas dominicanas. Es imperativo fortalecer los programas de educación sobre ética deportiva y los riesgos del dopaje, tanto a nivel físico como profesional.
Por su parte, las organizaciones de MLB que operan en República Dominicana tienen una responsabilidad clave. Más allá de identificar talento, deben fomentar una cultura de integridad, donde los jóvenes entiendan que su éxito no depende de atajos, sino de disciplina y esfuerzo.
El doble filo del talento y las expectativas
Los casos de Marte y Martínez también evidencian el peso de las expectativas sobre los jugadores que alcanzan las Grandes Ligas. Para muchos, la presión de destacar y justificar sus contratos multimillonarios puede derivar en decisiones impulsivas. En este contexto, resulta crucial que los equipos brinden apoyo psicológico y ético, especialmente a los jugadores más jóvenes y vulnerables.
¿Qué sigue para Marte y Martínez?
Ambos jugadores enfrentarán no solo la suspensión, sino también un reto reputacional. Aunque podrán reincorporarse eventualmente a sus equipos, el estigma del dopaje puede influir en su relación con los fanáticos, patrocinadores y la propia organización.
Noelvi Marte, quien debutó recientemente en MLB, deberá demostrar que este tropiezo no define su carrera. Por su parte, Orelvis Martínez tiene la tarea de rehacer su imagen y recuperar la confianza de los Azulejos.
¿Excepción o patrón preocupante?
La presencia de dos casos positivos entre miles de pruebas refleja un bajo índice de dopaje en MLB, pero la coincidencia de que ambos sean dominicanos no pasa desapercibida. Esto no implica una condena general, pero sí subraya la necesidad de redoblar esfuerzos en la formación integral de los jóvenes talentos.
El béisbol dominicano es un baluarte del deporte mundial. Proteger su legado no solo implica producir más estrellas, sino también garantizar que lo hagan bajo los principios de ética y juego limpio. Si República Dominicana asume este reto con seriedad, casos como los de Marte y Martínez podrán quedar en el pasado como meras excepciones en una trayectoria de éxito y honor.