“Cuando un amigo se va, y lo dice Alberto Cortez, queda un espacio vacío”. Si ese amigo es el más completo periodista deportivo del país donde vives el dolor es aún más grande.
Eso ocurre con don Roosevelt Comarazamy, quien este lunes murió, víctima del cáncer. Tenía 74 años de edad. Obtuvo el título de doctor en derecho “Cum Laude” 1970 de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
“Pero eso sólo fue para complacer a mi abuelo”, contaba Roosevelt hijo hace poco, cuando le preguntamos sobre los inicios de su padre en el periodismo deportivo. “Luego colgó el título en la pared y se dedicó a su verdadera pasión, la pelota”, prosigue el vástago.
Ahora dejo a un lado la prosapia periodística. Él lo entiende. Debo hablar en primera persona, con lágrimas en los ojos. Y es que se me fue un amigo, un maestro. Murió una buena persona, vale.
Continúo con la frialdad objetiva que a él tanto le gustaba en sus texto y que exigía a quien escribía.
Fue profesor de periodismo de la Universidad Central del Este (UCE), fundador del baloncesto del club Naco, narrador de los Tigres del Licey por más de 20 años. También describió el play by play de los Toros del Este.
Como era de esperarse, en el juego entre los Toros del Este y el Licey en La Romana se guardó un minuto de silencio en honor a Roos, como le decíamos cariñosamente.
Su dominio del idioma inglés lo hicieron merecedor de la corresponsalía del semanario The Sporting News y Baseball America en la República Dominicana, además de ser el encargado de deportes de la AFP (Agencia France Press) durante más de dos décadas.
En los Juegos Olímpicos de 2012 y 2016 fue el oficial supervisor de prensa del voleibol y ejerció esas mismas funciones en los campeonatos mundiales de la especialidad en 2010 en Japón y 2014 en Italia.
Ah, pero es que además narraba, y lo hacía muy bien. ¿Qué no hacía bien Roosevelt? Hasta en la chercha lucía.
Roosevelt era amigo, amigo de verdad. De prosa fina, delicado humor y manejador de la sátira. Dominicana pierde una de las mejores personas ligadas el deporte.
Conmigo fue cordial, apoyador. Siempre respetuoso del punto de vista ajeno y agudo para el análisis. Se nos fue este gigante del periodismo dominicano. Será difícil conseguir alguien que calce sus zapatos.