Fue un sábado, tal como lo cuenta el San Diego Tribune, un sábado en la tarde hace ya quince años, allí, en el Petco Park, los Gigantes de San Francisco y los Padres se enfrentaban con el polémico Barry Bonds buscando hacer historia.

Treinta y tres años antes, en 1974, el legendario Hank Aaron había subido la parada a los toleteros en Las Mayores con su jonrón 755, dejando atrás y por mucho, la marca de Babe Ruth y entonces en 2007, con una fuerte dosis de polémica, Barry Bonds, en su última temporada, buscaba igualar a la leyenda de los Bravos de Atlanta.

Historias paralelas

Por esos vericuetos que cuece el destino, en esa misma jornada, Alex Rodríguez, a sus 32 años, vistiendo la franela de los Yankees de Nueva York, en pleno Yankee Stadium, también se aprestaba a hacer historia, ya con la sombra de los esteroides rondando.

Quizás separados por fracciones de segundos, instantes que se dilataron en el tiempo, desde las orillas del rio Hudson hasta las tierras de California, Alex se convertía en el jugador más joven en conectar 500 jonrones en Grandes Ligas mientras Barry Bonds igualaba a Hank Aaron.

El San Diego Tribune recoge que aquel día en el Petco Park, la afición no paro de abuchear a Bonds y hasta tiraron jeringuillas al terreno, pero igual, en el segundo inning, frente a los envíos de Clay Hensley, el recio toletero envió la esférica a 382 pies, a la vez que Alex Rodríguez se la desparecía por todo el left field al derecho Kyle Davies de los Reales de Kansas City.

Realidades

Todos sabemos lo que pasó después, Bonds le rompió el récord a Hank Aaron, llegando a 762 cuadrangulares y quizás como una especie de maldición, alegó entonces que se sentaría a esperar que Alex se lo rompiera a él, pero eso no sucedió, Alex se quedó con 696, otra vez el estigma de los esteroides, las lesiones y hasta la presión calaron en el hombre que un 4 de agosto de 2007, superaba a Jimmy Foxx como el jugador más joven en llegar a los 500 vuelacercas.

Y así, dos de las figuras más emblemáticas, controversiales, las mismas que una vez fueron idolatradas por millones y luego satanizadas a más no poder; de esta manera hoy, quince años después, vuelven a emerger como protagonistas de la historia reciente de las Grandes Ligas.