No ha sido alguien trascendente, no, desde su debut con los Rojos de Cincinnati allá por 2017, Amir Garrett ha sido un pelotero de la media por decirlo de la mejor manera, un zurdo con buenas condiciones, pero carente del enfoque necesario para imponerse en el primer nivel del béisbol.

En seis campañas en Las Mayores, Garrett compila de manera general 5,03 de efectividad, con un récord de 12-18 y 333 ponches en 288 entradas lanzadas, pero mas allá de sus números, dentro del plano deportivo, Amir Garrett ha resaltado por una cuestión en particular, la de ser un tipo impulsivo, bastante conflictivo diría, tal como lo demuestran sus tres sanciones por parte de MLB.

Antecedentes

El 2 de agosto de 2019, Garrett peleó con casi todo el equipo de los Piratas de Pittsburgh y fue sancionado con una multa de 24,408 dólares, tal como lo señala MLB.com; sentando un precedente nefasto que marcaria su camino desde entonces.

Un años después, en 2020, trascendió también por un sonado altercado con Javier Báez que le costó 56,455 dólares y todavía están frescas en la memoria las imágenes de aquella trifulca.

El nuevo acontecimiento

Por último, hace solo días, en un encuentro frente a los Medias Blanca de Chicago; Garrett regresó a la palestra pública debido a un fuerte cruce de palabras con unos aficionados, a los cuales les lanzó un vaso con parte de la bebida que estaba ingiriendo en ese momento.

El suceso enseguida comenzó a acaparar titulares y la MLB tomó cartas en el asunto y este lunes se dio a conocer que Garret era sancionado con tres partidos y una posible multa económica.

El lanzador apeló la medida y en estos momentos, al instante de escribir este texto, esta a la espera de un veredicto, pero mientras llega el resultado, Garrett puede seguir viendo acción con los Reales de Kansas City, su equipo actual.

El precio de la mala fama

De acuerdo con The Kansas City Star, Garrett se disculpó con los aficionados y en particular con las personas que tuvo el encontronazo, padre e hijo, enviándoles incluso un jersey autografiado.

Garrett aludió que se sentía mal por lo ocurrido, pues no debió dejarse llevar en la forma en que lo hizo: – “… Estoy bastante molesto conmigo mismo, deje que eso me afectara…”- señaló el lanzador, quien a pesar de las disculpas y de su gesto con los jersey esta pagando el precio de su mala fama, esa de ser una persona propensa a las broncas y a las actitudes violentas y eso, en el deporte, más en el béisbol y en Grandes Ligas, algo así es como un strike cantado.