Su nombre es Anthony Volpe y quizás hoy, ahora al escribir este texto pueda sonar como un nombre cualquiera pero no, hablamos ahora mismo del prospecto número 1 de los Yankees.

Y sí, pudiera parecer de locos pero no, en el universo de los Yankees y más allá incluso, ven a Volpe como la reencarnación del mítico Capitán.

Incluso se comenta que bien pudiera debutar ya con el equipo grande y hasta los más atrevidos hablan que a finales de 2022; al menos ya está con el grupo en los Sprint Training.

La radiografía

Volpe tiene el visto de bueno del director Aaron Boone y hasta del mismo Brian Cashman; al punto que fuentes cercanas al equipo dicen que el hecho de no contratar a hombres como Carlos Correa y Trevor Story es un voto de confianza al prospecto.

Muchos aluden a la tacañería de Hal Steinbrenner el hecho de no poder hacer grandes gastos en buenos jugadores como los casos de Correa y Story pero la idea asociada con Volpe tiene sentido.

En este punto parece racional no invertir una millonada en peloteros que si bien son estrellas consagradas, en par de años estarían entrando en la recta final de su carrera.

Si tienes a tu mejor prospecto ahí, esperando un poco más de rodaje, vale la pena remendar un poco ahora y pensar en futuro.

Movida interesante

Además, Isiah Kiner- Falefa es una pieza interesante que sin el impacto mediático de otros puede hacer el trabajo hasta la llega de Volpe.

Una mirada a los números del talentoso jugador nos da una idea de su dimensión, pues según Baseball- Reference, Volpe en dos años, 2019 y 2021, pues no jugó en 2020, en dos años suma 143 partidos en clase A y clase A avanzada, en los cuales ha podido sostener un average de 276, producto de 147 hits en 533 turnos, con 29 jonrones y 97 carreras impulsadas.

En particular, Volpe tuvo un cierre de 2021 impresionante, cuando en 54 juegos ligó para 302 de average a raíz de sus 60 imparables en 199 turnos, con 12 jonrones y 49 impulsadas.

Estimados lectores, material para trabajar hay y la ilusión de vivir una experiencia similar a aquella de 1995 cuando Derek Jeter vistió la casaca del equipo grande, pensar en eso emociona.