Un 17 de septiembre, dieciséis años después que Hideo Nomo subiera a la lomita del Coors Field y lanzara el único juego sin hits de la historia en el mítico estadio; dieciséis años después, Shohei Ohtani, lanzó siete entradas en blanco frente a los Marineros de Seattle, una joya, quizás no como la de Nomo, pero igual de encomiable.
Por esos vericuetos que cuece el destino, Ohtani, como una reencarnación del otrora estelar de los Dodgers, solventó lo siete tramos frente a Seattle, espaciando apenas 3 hits, con una base por bolas y 8 ponches.
No fue una victoria cualquiera
Y pudo ser una victoria más, otra cualquiera, pero no, fue el triunfo número 13 para el estelar japonés, quien además sumó con el madero al compilar de 2-1, con un doble, 1 carrera impulsada y un boleto.
Los Angelinos de Anaheim ganaron el encuentro con pizarra final de 2-1, propinándole una dolorosa barrida a los Marineros y con Shohei Ohtani más candidato que nunca al premio MVP.
Pudiéramos decir increíble, único, autentico, para decir algo, pero el calificativo se queda dúctil ante el impacto real de Ohtani, que a su récord de 13-8, sumó también una efectividad de 2,43.
Tan duro como quiere ser
En el acápite ofensivo, el asiático arribó a las 89 carreras impulsadas para decorar de un modo casi perfecto su rendimiento en este aspecto, pues con 34 jonrones y un OPS de 891, sienta las pautas para otro gran año, gane o no el MVP.
De igual modo y adentrándonos mucho más en su trabajo de anoche, podemos constatar una estadística que realza la dimensión de Ohtani y es que tal como lo muestra MLB: Network, desde la lomita, enfrentando a elencos que juegan por encima de 500, como Seattle, el estelar ostenta registros propios de un posible Cy Young.
¿Posible Cy Young?
La estadística nos cuenta que Shohei Ohtani frente a estas escuadras compila para 8-4, con efectividad de 2,46, un whip de 0,98 y está en el top 3 en fWAR entre los abridores de MLB… ¿Y entonces?, se impone la pregunta respecto a si pueden existir dudas sobre el segundo MVP del nipón.
En este punto se alude al hecho que solo una bestialidad por parte de Aaron Judge, como ganar la triple corona de bateo, solo algo así podría restarle legitimidad a un galardón que, desde ya, otra vez parece tener nombre y apellidos.