Cuando se escriba la historia de Juan Soto, habrá que dedicarle un capitulo en particular a Johny DiPuglia, el hombre que lo descubrió allá por 2015 y desde el primer momento, como buen cazatalentos, supo que nos estaba en presencia de un jugador común.
Hoy, siete años después de aquel día, Juan Soto no está en los Nacionales de Washington, como tal vez lo soñó DiPuglia y quisieron tantos, no, hoy Soto está con los Padres de San Diego, su nuevo equipo y la realidad superó con creces a la ficción, pues el dominicano será la cara del juego en los próximos diez años.
Todo encaja perfecto en Soto, desde su físico, cual David de Miguel Ángel, con sus 220 libras de peso y sus 6 pies de estatura, hasta su visión de halcón maltés; la sincronización perfecta, el ajuste preciso, casi exacto para golpear la bola en el mismo centro o dejar pasar el lanzamiento que viene en zona mala.
La mentalidad de un fenómeno
En este sentido, hay un dato que ilustra a las claras su maestría a la hora de pararse en el cajón de bateo y es la capacidad que tiene para discriminar los lanzamientos, tomar buenos turnos y por ende recibir una buena cantidad de base por bolas.
Antes de comenzar esta campaña y tal como lo refiere MLB.Network, Juan Soto tenia 98 jonrones y 373 bases por bolas recibidas, una cifra solo equiparada de acuerdo a la edad con los números del mítico Ted Williams, 99 jonrones y 375 bases por bolas.
Ya en 2021, Soto dio una idea de lo que veríamos este año, cuando recibió 145 bases por bolas, quedando a nada del ya mencionado Ted Williams, con su récord de 147, allá por 1941, durante la memorable campaña de los 406 de average.
La proyección
Cabe resaltar entonces que en los primeros 112 juegos de la zafra anterior, el quisqueyano llevaba 97 boletos y concluyó la fase regular con los ya citados 145; entonces al revisar en Baseball- Reference, tenemos que en este 2022, en igual cantidad de encuentros, el estelar jugador ya suma 101 bases por bolas, todo apunta a que el reinado de Ted Williams, hablamos de más de 80 años, ese reinado estaría próximo a terminar, de acuerdo a la proyección que lleva el criollo.
Sin dudas, hablamos de una épica sin igual y más en tiempos así, donde la esencia del béisbol, hasta cierto punto, en cuanto a conceptos se ha perdido un poco y las analogías se imponen por si solas, Juan Soto y Ted Williams, el bateo como un arte y un destino en común, por ende…brillar en el diamante.