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En una ciudad donde el béisbol es casi religión, la revelación de que el nuevo Papa es fanático de los White Sox ha sacudido tanto los pasillos del Vaticano como los asientos de Rate Field. Leo XIV, antes conocido como el cardenal Robert Prevost, ha sido identificado como un verdadero seguidor del equipo del South Side de Chicago gracias a una imagen que ha dado la vuelta al mundo: él, en carne y hueso, presenciando el Juego 1 de la Serie Mundial de 2005.

Ese año, los White Sox lograron algo milagroso: romper una sequía de 88 años sin título al barrer a los Astros de Houston. Entre los rostros que celebraban en las gradas mientras Bobby Jenks cerraba la victoria 5-3, se encontraba un joven Prevost. Fue una imagen que no solo valida su lealtad, sino que añade un matiz casi celestial a una de las épocas más gloriosas del equipo.

La noticia fue revelada por el bloguero Joe Binder de Sox on 35th, quien compartió el metraje que zanjó una disputa insólita pero apasionada: ¿de qué equipo era el nuevo Papa? Mientras los fanáticos de los Cubs intentaban atribuírselo —incluso proyectando un “Hey Chicago, he’s a Cubs fan” en el icónico cartel de Wrigley Field—, la familia del pontífice se encargó de poner fin a la especulación. “Nunca, jamás fue fan de los Cubs”, afirmó su hermano John Prevost en WGN. El mensaje fue claro: el Papa es del South Side.

Una bendición que llega en el momento justo

Con una desastrosa marca de 10-28 esta temporada y el recuerdo aún fresco de las 121 derrotas del 2024 —la peor campaña en la historia de la franquicia—, los White Sox no tienen mucho a lo que aferrarse. Pero ahora, con un “aliado en las alturas”, el ánimo ha comenzado a cambiar.

El equipo no tardó en responder. En el partido del viernes frente a los Marlins, los White Sox mostraron en su marcador un mensaje que devolvía el golpe a los Cubs: “Hey Chicago, he’s a Sox fan”. También emitieron un homenaje en video titulado El hijo predilecto del South Side, en honor a Leo XIV. En las tribunas, un fan ondeaba un cartel que decía: “¡Santidad, ruega por nosotros!”

Christine O’Reilly-Riordan, vicepresidenta senior de relaciones comunitarias del equipo, describió la revelación como una inyección de energía para todos. “Estamos aún en la etapa del ‘wow’. Es un orgullo indescriptible saber que uno de los nuestros es ahora la figura más reconocida del planeta.”

Incluso el manager Will Venable se sumó al sentimiento generalizado de esperanza: “Lo tomamos con gusto. Es grandioso tenerlo de nuestro lado”.

Del “Primer Fan” al “Fan Santo”

El respaldo de figuras de alto perfil no es nuevo para los White Sox. Durante años, el título simbólico de “Primer Fan” fue ocupado por el expresidente Barack Obama, quien siempre ha declarado su lealtad al equipo. Pero ahora, incluso Obama ha sido superado por alguien con aún más influencia celestial: el mismísimo Papa.

Esta conexión inesperada y conmovedora ocurre justo antes de una nueva edición de la City Series entre los Cubs y los White Sox, por lo que la ya intensa rivalidad promete subir aún más de temperatura. Pero más allá de la competencia, este momento parece haber insuflado algo que el equipo y sus seguidores necesitaban desesperadamente: fe renovada.

“Sabemos que los Sox necesitan unos cuantos milagros”, bromeó el aficionado de toda la vida Tom Silverstrim. “Por suerte ahora tenemos a alguien allá arriba.”

¿El verano del Papa?

Aunque nadie espera que Leo XIV baje a lanzar la primera bola, su influencia simbólica puede ser justo lo que necesita esta franquicia para salir de las sombras. En un deporte lleno de supersticiones, cábalas y leyendas, la fe puede jugar un papel más importante de lo que muchos imaginan.

Si este verano marca el inicio de un resurgir para los White Sox, los fieles del South Side sabrán a quién agradecerle. Y en Chicago, donde la devoción por el béisbol se mezcla con la espiritualidad, la historia de un Papa fanático de los White Sox podría convertirse en algo más que una anécdota curiosa. Podría ser el principio de un nuevo capítulo milagroso.

MLB