Un juego largo sin dudas, aunque no lo parezca a los Cachorros de Chicago le quedan vestigios de buen béisbol, de aquel equipo que fue campeón en 2016 y el manager David Ross ha tratado de rescatar de a poco esa filosofía con el núcleo de jugadores que posee.
Ayer en el Yankee Stadium jugaron así, fuerte, sacando su mejor pitcheo y forzando las entradas extras hasta esa línea de José Treviño para decidir a favor de los Mulos un muy buen partido.
Sensaciones encontradas
Para Anthony Rizzo hubo sensaciones encontradas, pues la primera vez que enfrentó a los Cachorros desde su llegada a Nueva a York, antes, en 2011 los había tenido como rivales, mientras vestía la franela de los Padres de San Diego, pero ya, un año después pasaba a formar de uno de los proyectos más hermosos de los últimos años, ese que terminó con el anillo en 2016, con anillo y una maldición épica, de más de cien años.
Rizzo fue parte vital de esa historia, un símbolo incluso de la franquicia de la ciudad de los vientos en los últimos años, pues en las últimas nueve temporadas fue el dueño de la primera base y claro referente ofensivo en toda la Liga Nacional.
Los distintos medios en Nueva York, The New York Post y YES Network, por solo citar, se hicieron ecos del reencuentro y el viernes en la tarde, durante los entrenamientos, parecía más una reunión familiar que una antesala a un partido de comienzos de subserie.
El vínculo no ha muerto
Rizzo había salido en la mañana con Ian Happ, su ex compañero pues la amistad los unía desde que jugaban juntos en los Cachorros y además la comunicación por mensajes de texto había mantenido viva la relación.
El jugador no olvida su pasado y entre su obra social y los entrenamientos con los Yankees, busca el tiempo para mantener activa la relación con Happ, el propio Ross y Jayson Heyward.
La realidad ha cambiado para Anthony Rizzo al pisar el diamante en el Yankee Stadium, ha cambiado para bien, ahora mismo con sus 14 jonrones y sus 39 impulsadas es segundo en estos acápites detrás de Aaron Judge y se siente bien, pero sabe que su presente pasa por su trayectoria en Chicago y esta hora del reencuentro lo puede motivar aún más.
Pasado, presente, recuerdos, nostalgia, la nostalgia es buena pero la esperanza es mejor y Rizzo lo sabe.