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El béisbol profesional puede ser tan ingrato como maravilloso, y Sandber Pimentel lo sabe mejor que nadie. Después de nueve temporadas en la Liga Dominicana de Béisbol (LIDOM), finalmente ha logrado consolidarse como jugador regular en los Leones del Escogido, un logro que para muchos podría parecer tardío, pero que para Pimentel es el resultado de años de trabajo, paciencia y, sobre todo, perseverancia.
“La confianza que el dirigente Pujols ha puesto en mí ha sido la punta de lanza de todo lo que ha venido pasando conmigo este año”, confiesa un Pimentel visiblemente emocionado por lo que describe como “la etapa más feliz” de su carrera. Y es que el fornido bateador zurdo no solo ha encontrado estabilidad en su rol como inicialista y bateador designado, sino también un mentor en Albert Pujols, quien trabaja estrechamente con él para pulir su técnica y enfoque en el plato.
Albert Pujols: El factor diferencial
En un deporte donde los números suelen hablar más que las palabras, Pujols ha demostrado que la comunicación efectiva y la empatía son tan valiosas como cualquier estadística. Según Pimentel, la manera en que el dirigente maneja a sus jugadores ha sido clave en su evolución: “Nos dice las cosas como son, pero siempre con el ánimo de ayudarnos a mejorar. Esa diferencia de enfoque ha sido crucial para mí”.
Este estilo de liderazgo no solo ha impactado a Pimentel, sino que ha marcado un antes y un después en el equipo, que ahora ve en su dirigente una figura inspiradora y accesible. Pujols, una leyenda viva del béisbol, ha llevado su conocimiento y experiencia a un nuevo nivel al trabajar de cerca con jóvenes talentos como Pimentel, potenciando sus habilidades y construyendo su confianza desde la base.
Números y momentos que cuentan una historia
En lo que va de temporada, Pimentel ha tomado 45 turnos en 21 partidos, con 11 hits, incluyendo tres dobles y dos cuadrangulares, para un promedio de bateo de .244. Aunque estas cifras podrían parecer modestas, su impacto ha sido significativo: con 11 remolcadas, es el segundo mejor en esta categoría dentro del equipo, solo por detrás de Jean Segura.
Uno de los momentos más destacados de su campaña ocurrió frente a los Tigres del Licey, cuando conectó un jonrón de 425 pies por encima de los míticos 411 del jardín central del Estadio Quisqueya. “Fue un buen contacto, el tipo de pitcheo que te permite conectar un cuadrangular de esa magnitud”, recuerda Pimentel con orgullo. Este batazo, que salió a 111 millas por hora, es un reflejo de su capacidad para combinar fuerza y técnica, dos cualidades que ha trabajado arduamente para perfeccionar.
Lecciones de la adversidad y el valor de la oportunidad
Más allá de los números y los logros individuales, Pimentel destaca la importancia de aprovechar cada oportunidad en una liga donde la competencia es feroz y las plazas son limitadas. “Siempre he creído que, aunque sea un turno como emergente, puedes definir un juego o incluso una carrera”, reflexiona. Esta mentalidad, combinada con el respaldo de su equipo, ha sido fundamental para su resurgir en la LIDOM.
Pimentel también reconoce que el camino hacia el éxito en esta liga requiere de una preparación constante y una mentalidad resiliente. “Los equipos son pocos y los peloteros de calidad son muchos. Pero aquí me han dado la confianza que siempre anhelé, y eso es algo que le agradeceré al Escogido toda mi vida”, afirma con gratitud.
El renacer de un jugador y una lección de vida
La historia de Sandber Pimentel es una lección de paciencia, esfuerzo y la importancia de estar rodeado de personas que creen en tu potencial. En un deporte donde el talento muchas veces queda eclipsado por la falta de oportunidades, Pimentel ha demostrado que, con trabajo duro y la guía adecuada, es posible encontrar el momento y el lugar para brillar.
Con el apoyo de Albert Pujols y un equipo que ha apostado por él, Pimentel no solo está escribiendo un nuevo capítulo en su carrera, sino que también inspira a una generación de jugadores a nunca renunciar a sus sueños. Su historia, marcada por el esfuerzo y la superación, es un recordatorio de que en el béisbol —y en la vida—, el éxito no siempre llega cuando lo esperas, pero siempre vale la pena cuando lo alcanzas.