Miró la señal, se caló bien la gorra y salió caminando y a cada paso, mientras se acercaba a la lomita, Mark Appel pensaba en el viaje, un largo viaje de casi diez años para terminar allí, en un noveno inning de un juego de béisbol, bien lejos de donde había comenzado todo.

Emociones encontradas, deseos de llorar, el estrés inicial antes de soltar la primera bola y ya, tras mirar a Marcell Ozuna y al lanzar al home, el hechizo se rompió y el hombre que había sido elegido en la primera ronda del draft en 2013, al fin debutaba en Las Mayores.

El optimismo de Appel

Quizás como en el Cándido de Voltaire, Appel nunca perdió el optimismo, subió montañas bien altas, cayó bien abajo, hasta casi tocar fondo y cuatro años atrás, en 2018, hasta pensó en abandonar el juego, pero no, regresó y a sus casi 31 años el sueño se consumó, vistiendo el traje de los Philies de Philadelphia y enfrentando a los Bravos de Atlanta.

Fueron 10 lanzamientos, sus primeros diez lanzamientos y sus primeros seis strikes en Grandes Ligas tuvieron que ver pues Appel fuera llamado por el manager interino Rob Thomson.

Appel había firmado en 2013 con los Astros de Houston y tras cinco años cargados de intermitencias, con altas y bajas y hasta con una lesión en el hombre, Appel perdió la ilusión, simplemente no tenía ganas.

El regreso

Pero volvió en 2021 y si bien todavía había dudas, con su registro de 3-5 y una efectividad de 6,06 jugando doble A y triple A en el sistema de granjas de los Philies; dio la idea de que todavía tenía para dar mucho más, fue convertido en relevista y los resultados no se hicieron esperar.

Este 2022 en triple, registra marca de 5-0, con una excelente efectividad de 1,61 en 19 salidas, ponchando a 24 en 28 tramos.

Se rompió el hechizo

Con su debut este 29 de junio, Appel salió de un listado histórico de elecciones de primera ronda que nunca habían llegado al primer nivel del béisbol, allí estaba junto a Brien Taylor, quien había firmado con los Yankees en 1991 y Steven Chilcott, quien en 1966 se había unido a los Mets.

Sin dudas todo valió la pena, allí, en un noveno inning, la familia en las gradas, la emoción contenida, el primer wind up , todo valió la pena y Mark Appel lo sabe.