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El Juego 3 de la Serie Divisional de la Liga Nacional entre los Mets de Nueva York y los Phillies de Filadelfia cambió drásticamente el curso de la serie. Después de dos enfrentamientos reñidos en Filadelfia, los Mets marcaron territorio con una victoria dominante de 7-2 que los puso a la delantera en la serie, 2-1. El factor decisivo en este triunfo no fue otro que el abredor Sean Manaea, quien desplegó una actuación magistral desde la lomita, dejando a los Phillies sin respuestas durante siete entradas estelares.
La figura de Bryce Harper, uno de los líderes indiscutibles de Filadelfia, no tuvo más remedio que rendirse ante el mérito del zurdo de los Mets tras el partido. “Manaea lanzó muy bien. Nos dominó hoy. Tuvo algunas situaciones complicadas, y personalmente no supe aprovecharlas”, comentó Harper tras la derrota. Un reconocimiento sincero que refleja la realidad de lo que sucedió en el campo.
El enigma que representó a Manaea
El estilo poco ortodoxo de Manaea, con su lanzamiento cruzado desde el cuerpo y una bola que corta la trayectoria hacia el plato de izquierda a derecha, fue un verdadero enigma para los bateadores de Filadelfia. Solo concedió tres impares y dos bases por bolas, y controló de manera magistral los momentos críticos del juego. El propio Harper, al igual que otros bateadores clave de los Phillies, se encontraron repetidamente frustrados por la precisión y el movimiento de los lanzamientos de Manaea.
Es precisamente en este tipo de enfrentamientos donde se definen las series. Filadelfia, que había sido el equipo superior durante la temporada regular, se ha visto afectada por la inercia de unos Mets que parecen estar cabalgando la ola del destino. Tras un final de temporada lleno de emociones, incluyendo su clasificación a playoffs en un duelo cerrado ante los Bravos y el inolvidable jonrón de Pete Alonso contra Milwaukee para sellar su pase a la NLDS, los Mets están demostrando que son más que simples contendientes.
Filadelfia contra las cuerdas
Con la serie ahora 2-1 a favor de Nueva York, los Phillies se ven obligados a ganar el cuarto juego para evitar una eliminación prematura. Ranger Suárez será el encargado de subir al montículo en el crucial Juego 4, y si bien sus números contra los Mets esta temporada han sido favorables, la presión es abrumadora. En tres apariciones ante Nueva York durante la temporada regular, Suárez permitió solo cuatro carreras limpias en 15.2 entradas, lo que da esperanzas al equipo de Filadelfia de que aún pueden llevar la serie a un decisivo quinto juego en casa.
Sin embargo, es innegable que la confianza de los Mets está por las nubes. Con un bullpen descansado y una serie de actuaciones heroicas, incluido el gran día de Pete Alonso y Jesse Winker en el Juego 3, el equipo neoyorquino ha encontrado una fórmula ganadora basada en aprovechar cada oportunidad al máximo. Si logran cerrar la serie en casa, no sería descabellado pensar que podría tener un camino directo hacia el título de la Liga Nacional.
Harper y el desafío de liderar el resurgir
Como uno de los líderes naturales de los Filis, Bryce Harper tiene ahora la tarea de guiar a su equipo en un momento decisivo. Tras sus palabras de reconocimiento a Manaea, queda claro que Harper es consciente de lo que está en juego y de lo cerca que están de despedirse de la postemporada. “Tuvimos nuestras oportunidades, pero no las aprovechamos”, confesó el estelar jardinero, aludiendo a los errores puntuales que marcaron la diferencia.
Harper, quien ha sido el corazón y alma del equipo durante años, sabe que su rendimiento será clave en el futuro inmediato. Los Phillies no solo necesitan que Suárez lance uno de los mejores juegos de su carrera, sino que también requieren que su alineación ofensiva, encabezada por Harper, se despierte y vuelva a mostrar el poder que los llevó hasta la postemporada. Los errores deben minimizarse y las oportunidades capitalizarse, o de lo contrario, su temporada se verá truncada ante un rival que está imparable.
El Juego 4 no solo decidirá el futuro inmediato de esta serie, sino que podría marcar el final de una temporada en la que los Phillies soñaban con regresar a la cima de la Liga Nacional. Bryce Harper ha hecho su admisión: Sean Manaea los venció en el Juego 3, pero ahora está en manos de Filadelfia revertir la narrativa y demostrar que siguen siendo los favoritos.
Por su parte, los Mets, con el viento a su favor, buscan cerrar la serie en casa y seguir cimentando su legado como un equipo que, contra todos los pronósticos, parece destinado a algo grande en esta postemporada. Lo que está claro es que, gane quien gane, este duelo entre rivales divisionales ha entregado una serie que será grabada por su intensidad y dramatismo.