El jugador de cuadro Miguel Sanó se convirtió oficialmente agente libre el pasado martes luego de que los Twins de Minnesota declinaran la opción que tenían sobre él.
Los Twins declinaron una opción que tenía el equipo por $14 millones de dólares para el 2023, y pagarán un mínimo de $2.75MM para cortar los vínculos con el primera base.
Sanó, aquejado por lesiones que provocaron un bajo rendimiento, solo vio acción en 20 partidos durante el 2022.
El que fuera un cotizado prospecto con el poder como su arma distintiva solo conectó un cuadrangular e impulsó 3 carreras durante la pasada temporada. En 2021 disparó 30 vuelacercas con un promedio de bateo de .223 en 135 partidos.
La era de Miguel Sanó con los Mellizos llegó a su fin esta semana cuando rechazaron su opción de club para la temporada 2023, dado que es poco probable que los Mellizos lo traigan de regreso con un contrato más barato, Sanó se convierte en una de las mayores decepciones de los últimos 30 años.
Sanó ha sido la mayor decepción para ese equipo desde el último título de Serie Mundial de los Mellizos en 1991, y cuidado.
Hay pocas palabras para describir cuán impactante fue la decepción con Miguel Sanó para los fanáticos de los Mellizos. Tras firmar con Minnesota en 2010, la leyenda de Sanó siguió creciendo mientras arrasaba en las ligas menores junto a Byron Buxton.
Ungido como el próximo Miguel Cabrera, Sanó fue convocado a mediados de la temporada 2015 y bateó .269/.385/.530 con 18 jonrones en 80 juegos y terminó tercero en la votación del Premio al Novato del Año de la Liga Americana. Dos años más tarde, Sanó hizo su primer equipo All-Star y parecía que los Mellizos tenían una superestrella en sus manos.
En cambio, la carrera de Sanó entró en picada cuando sufrió una fractura por estrés en la espinilla. Fue enviado a Low-A Fort Myers a mediados de la temporada 2018 y habitualmente se presentó a los entrenamientos de primavera en la mejor forma de su carrera solo para retroceder a medida que avanzaba la temporada.
La temporada pasada fue el final del camino ya que Sanó bateó .083/.211/.133 en 60 turnos al bate y pasó la mayor parte de la temporada recuperándose de un menisco desgarrado.
Ha leído bien, ¡.083 promedio de bateo!
Claro, fueron solo 71 apariciones en el plato, antes de que una lesión en la rodilla interrumpiera la temporada de Miguel Sanó. Regresó para tres juegos y seis turnos al bate sin hit antes de que la inflamación lo sacara de contienda el resto de la campaña.
No es como si el corpulento veterano haya sido alguna vez conocido por sus habilidades al bate. Pero cada vez que ves un promedio de bateo con un cero delante… bueno, por lo general es un experimento con algún veterano en inevitable pronto retiro y no un jugador de 30 años en su temporada de 29 años que buscaría afianzar su carrera con un mejor contrato.
Para encontrar el último promedio de bateo por debajo de .083 en más de 70 PA, hay que remotarse hasta 1987, cuando el receptor suplente Ron Karkovice registró una línea de .071/.160/.141. Ron duró otra década más allá de eso. En el lado positivo, Ron logró contribuir a nivel reemplazo por gracias a sus aportes defensivos. Casualmente buscando un slugging tan bajo como el de Ron, nos topamos con el excompañero de Sanó, Pedro Florimón que en 2015 pero jugando para los Piratas de Pittsburg tuvo uno similar (.160), su carrera se alargó a tan solo 83 juegos más. El propio Florimón se quedó cuatro años más en Las Mayores después de esa actuación; Sanó podría no hacerlo.
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