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Los Yankees de Nueva York derrotaron cómodamente en el día de ayer a los Mellizos de Minnesota por pizarra de 6×1 en su feudo, el mítico Yankee Stadium. Lo hicieron fundamentados en su solvente ofensiva, principalmente, pero también en una gran actuación monticular del Domingo Germán, quien logró apuntarse su primer triunfo del año después de tirar primores.

Sin embargo, en medio del cotejo un hecho tuvo bastante relevancia. Al parecer, el abridor de los Mulos del Bronx estaba utilizando algún tipo de sustancia que mejoraba el agarre de la pelota y a su vez, el rendimiento. Muchos, al notar tal situación, afirmaron inmediatamente que se trataba de una artimaña del dominicano y que los umpires no fueron lo suficientemente severos, pues consideran que debieron expulsarlo.

Aun así, es preciso que analicemos tal evento y que, en honor a la verdad, determinemos si en efecto hubo trampa por parte del pitcher que a pesar de todo logró concretar unas maravillosas 6.1 entradas permitiendo apenas 1 rayita y 3 imparables al tiempo que ponchó 11 adversarios.

Los que creyeron que se trataba de algún elemento viscoso no permitido por la Major League Baseball fueron muchos, incluso, gente reconocida. Por ejemplo, el periodista Fernando Álvarez exigió en su cuenta oficial de Twitter que sancionaran a Germán ante cualquier tipo de duda.

No obstante, luego tuvo que retirar lo dicho y reconocer que, en realidad, todo se trataba de una confusión. Lo que había en la mano del iniciador de los Bombarderos era colofonia, mejor conocida en el mundo del béisbol como ‘perrubia’, un material natural obtenido a partir de la exudación de la resina de coníferas (especialmente el pino) que le da un mejor agarre de la esférica a los lanzadores, pero que es totalmente legal y que se usa desde hace mucho.

Por eso, cuando el mánager rival, Rocco Baldelli, reclamó sobre esto en el cuarto capítulo, los umpires no expulsaron a Domingo Germán, sino que simplemente le pidieron que se lavara las manos para evitar el exceso de la referida sustancia.

Cero trampas

Más tarde, algunos fanáticos se encargaron de publicar las tasas de giro de los envíos del serpentinero antes y después del exceso de colofonia, demostrando que prácticamente no había diferencias y que, por ende, no estaba sacando mayor partido al uso excesivo de esa “ayuda”.