Cuando los Astros de Houston decidieron dejar ir al campocorto boricua Carlos Correa, gran parte de su fanaticada (por no decir absolutamente toda) se puso las manos en la cabeza. Creían que el saliente pelotero era una de las piedras angulares del equipo y que sin él no podrían competir al mismo nivel al que lo habían hecho durante los últimos años.

Sin embargo, el cuadro sideral estaba confiado en que desde sus granjas llegaría un nuevo mesías, y así fue. El novato dominicano Jeremy Peña no solo ha cumplido como un jugador sustituto en el puesto de shortstop, sino que ha destacado muy por encima de los que hasta el mayor de los optimistas hubiera pensado.

A día de hoy, el nacido en Santo Domingo batea para un promedio nada despreciable de .290 puntos, después de 41 encuentros disputados. Asimismo, su OBP es de .340 y su slugging de .510, lo que pone en evidencia que también puede batear para poder.

Sigue repartiendo palo

Prueba de esto que acabamos de decir es el cuadrangular que dio en esta jornada dominical frente a los Marineros de Seattle en un duelo que terminaron llevándose los Astros por pizarra de 2×1. El batazo tuvo lugar en la segunda entrada y sirvió para inaugurar el marcador.

Se trató de una conexión que abandonó el parque por el jardín derecho luego de recorrer la bola unos 373 pies de distancia.

El bambinazo representó el octavo cuadrangular de Peña en lo que va de zafra, así como también su décimo quinto extrabase, ya que contabiliza (aparte de los vuelacercas) 6 dobletes y 1 triple.

Asimismo, exhibe entre sus estadísticas 23 carreras impulsadas y 22 anotadas, así como un OPS de .850.