Para nadie es un secreto que Johnny Cueto ha sido uno de los lanzadores dominicanos más importantes y constantes de la última década en las Grandes Ligas. Con casi 15 años ininterrumpidos en el mejor béisbol del mundo, el hombre nacido en San Pedro de Macorís está demostrando que todavía tiene mucho para dar sobre los montículos. Ayer se puso a prueba ante la dura toletería de los Mellizos de Minnesota y salió airoso, pero no solo eso. Además de obtener el triunfo, sometió su brazo a una prueba de fuego, y venció.
Su aporte quizás no sea sorprendente, ya que desde la salida de Dallas Keuchel y el traspaso al bullpen de Vince Velásquez ha sido él el encargado de sostener la rotación abridora de los White Sox. No obstante, asombra la manera en cómo lo hace, resistiendo cada vez sesiones maratónicas más largas en la lomita y aun así, manteniendo el nivel y la compostura.
El brazo de hierro
Para dar cobertura a 6 episodios, Cueto tuvo que realizar la increíble cifra de 118 lanzamientos en la jornada de este jueves. Lo curioso es que en las primeras 3 entradas hizo 67 envíos y parecía que no iría muy lejos, pero poco a poco fue apretando el acelerador y acabó como los grandes: ponchando a los últimos 3 adversarios que enfrentó en un avanzado sexto capítulo.
En esta majestuosa presentación, el oriundo de San Pedro de Macorís permitió 7 imparables, otorgó 2 boletos, permitió 1 carrera y retiró por la vía de los 3 strikes a 5 oponentes.
Elogios de todos lados
Sobre la enorme actuación de El Jucho, varios fueron los que emitieron su opinión. Por ejemplo, su careta, Seby Zavala, dijo lo siguiente:
“Johnny es un bulldog y siempre quiere la próxima entrada. Él siempre quiere la pelota”.
El mánager del cuadro rival, Rocco Baldelli, también se manifestó:
“Hemos tenido a Cueto un par de aperturas ahora, y ha encontrado formas de pasar las entradas. Tienes que darle algo de crédito por hacer eso. Él no se rompe”.